Sáb 20.07.2002

SOCIEDAD  › EL “IRIZAR” SE PREPARA PARA RESCATAR AL BUQUE VARADO EN LA ANTARTIDA

Todo listo para el salvataje final

El rompehielos argentino traspasó víveres y combustible al buque alemán. Y analiza si abrirle paso en el hielo o remolcarlo.

“Es un momento muy gratificante para nosotros. La primera etapa ya está cumplida. El rescate humano es un hecho. Ahora intentaremos abrirle paso al buque alemán hacia aguas abiertas.” Los comandantes del rompehielos argentino “Almirante Irízar” no ocultaban su satisfacción. Es que la nave a su cargo pudo finalmente ayer amadrinarse –ubicarse al lado– con el “Magdalena Oldendorff”. Aprovechando las condiciones meteorológicas estables, la tripulación argentina logró traspasar los víveres y el combustible requeridos por sus pares alemanes, varados en hielos antárticos desde el 11 de junio último. La noticia fue dada a conocer por los propios comandantes del “Irízar”, quienes aseguraron que “ahora comienza lo más difícil” ya que “los campos de hielo seguirán creciendo y, además, no es lo mismo navegar con una nave que con dos”. Las próximas maniobras serán decididas en conjunto por las autoridades de ambos buques.
“Hemos compartido un almuerzo delicioso y muy agradable con el capitán y el jefe de máquinas del ‘Oldendorff’”, aseguraba con cierto toque de humor el capitán de navío del “Irízar”, Raúl Belmuyal, en una comunicación telefónica satelital con el edificio Libertad de la Armada, donde se organizó una conferencia de prensa para la ocasión. Pasados 24 días desde que zarpó de costas bonaerenses y después de haber recorrido cerca de 4800 millas, la tripulación del rompehielos logró su primer cometido: aprovisionar con alimentos y combustible al barco alemán. Mediante maniobras llevadas a cabo con enormes grúas y vuelos en helicóptero se consiguió traspasar unas 60 toneladas de víveres, mientras que alrededor de 600 metros cúbicos de gasoil, necesarios no sólo para la propulsión del buque varado sino también para mantener en funcionamiento la calefacción de la nave, fueron transportados a través de enormes mangueras que comunicaban las estaciones de los buques.
“Pudimos efectuar las operaciones gracias a la mejora en las condiciones climáticas: la sensación térmica no fue tan baja –llegó a los 19 grados bajo cero– y el viento amainó –fue de 10 nudos en dirección este-sudeste–”, explicó Belmuyal. Durante los últimos días, el “Irízar” recorrió 90 millas soportando térmicas de 35 grados bajo cero y vientos de moderados a fuertes.
Respecto de los pasos a seguir, el capitán de navío detalló que “la idea es abrir paso entre los hielos al ‘Oldendorff’ para liberarlo de su posición y navegar en principio hacia el Este para luego girar hacia el Norte, en dirección al puerto de Buenos Aires”. Sin embargo, “todo dependerá de las condiciones climatológicas y glaciológicas, muy inestables en la zona”, según advirtió Belmuyal, quien detalló que los hielos que cubren el lugar son “hielos nuevos”, de entre 30 y 70 centímetros de espesor, que irán compactándose hasta mediados o fines de setiembre. “El ‘Irízar’ está preparado para romper hielos marinos de hasta 6 metros de espesor, con lo que no debería significarle mayores inconvenientes enfrentar esos obstáculos”, confió una fuente de la Armada.
De la comunicación participó también el comandante del “Irízar”, Héctor Tavecchia, quien amplió la explicación de su compañero de mandos. “Por ser invierno contamos con muy pocas horas de luz. En realidad, todavía no hay luz plena sino sólo penumbra que se produce durante el crepúsculo matutino y el vespertino, entre las 6 de la mañana y las 10.30, hora oficial argentina”, contó Tavecchia. Consultados por el estado de ánimo de la tripulación, los comandantes comentaron que “el ambiente es excelente. Se viene trabajando con muchas ganas y a medida que los resultados previstos se van cumpliendo, el ánimo de la tripulación se fortalece”. “Para nosotros es una experiencia muy interesante y enriquecedora. Hay que tener en cuenta que nadie tenía experiencia en viajes a la Antártida durante el invierno, así que estamos aprendiendo muchísimo”, sostuvieron.
Allí están los 178 argentinos enviados a la misión de rescate “Cruz del Sur”. Maniobrando en las latitudes 69 grados sur y 1 grado oeste, donde el sol no asoma por el horizonte y el frío congela hasta los pensamientos, planean cómo ponerle el moño a una travesía hasta hoy exitosa. “Tenemos dos alternativas. Lo ideal sería abrirle paso al ‘Oldendorff’ entre los campos de hielo para que pueda salir lo más pronto posible a mar abierto. Pero en caso de complicarse la operación, la segunda opción es remolcarlo, lo cual es mucho más riesgoso y lento”, aseguró Tavecchia, quien calculó como “mucho más probable” llevar adelante la primera alternativa, aprovechando que el buque alemán “mantiene sus sistemas de gobierno y propulsión perfectamente operables”.
Informe: Darío Nudler.

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