SOCIEDAD › DENUNCIAN QUE RUGBIERS ATACARON A LA DUEÑA DE UN BAR POR SER JUDIA
Pintaron estrellas de David y una cruz esvástica. Destrozaron la vidriera. Sospechan de rugbiers de Gimnasia y Esgrima de Rosario.
› Por Horacio Cecchi
El estruendo empezó el 1º de enero, a las 7 de la mañana, cuando Adriana Drisun escuchó que la vidriera de su local, sobre la calle Dorrego, en Rosario, estallaba en pedazos por una lluvia de cascotes y ramas. Pero la sensación de regresión e impunidad, de haber pasado por eso, la tuvo unos días antes, el 26 de diciembre pasado. Ese día, en el frente de su local encontró pintadas con aerosol dorado dos estrellas de David. “No puede ser, de nuevo”, se dijo a sí misma Drisun, recordando otra agresión, hace cuarenta años. A dos cuadras de allí, con el mismo aerosol, habían escrito “Mafia Mens Sana”, como se reconocen entre sí los rugbiers del club Gimnasia y Esgrima de Rosario, y una esvástica. Días después se descubrió amenazada en un fotolog de uno de los grupos de jugadores del GyE. “Adriana judía de mierda. Ya te pintamos, te rompimos, que más querés que te hagamos para que entiendas que te vallas (sic) del Dorrego”. El Dorrego es como los rugbiers denominaron al bar del que prácticamente se habían apropiado hasta que hace un año lo compró Drisun y decidió cambiar las reglas de juego y abrir sus puertas a todo el mundo. Drisun presentó denuncia en la policía por sentirse agredida y discriminada. Ahora interviene la Justicia, la Secretaría de DD.HH. provincial, la Secretaría de DD.HH. municipal, el Inadi, la DAIA local. Y el club, que no parece dispuesto a dejar pasar por alto el mal trago.
Dorrego 1779 es la dirección de Charles (por Chaplin), el bar que hasta hace un año funcionaba como maxikiosco bajo la denominación de Millenium. El 7 de enero de 2006, Adriana Drisun adquirió el local a su dueño anterior. “Mi idea era trabajar con mesas afuera, abrirlo a todo el mundo. Para adultos y chicos. Por eso lo habilité como bar y maxikiosco. Cuando llegué, ellos se habían adueñado”, explicó Drisun a Página/12. “Ellos” son los rugbiers del club GyE de Rosario, de diferentes edades, que habían tomado el maxikiosco del Dani como un lugar de referencia y se apropiaron de él. Tanto que lo habían adoptado como refugio bajo el nombre interno de Dorrego. El Dani es el dueño anterior y así aparece mencionado en el fotolog publicado en La Capital de Rosario (www.fotolog.com/dorrego_manda) cuando el diario rosarino presentó la noticia. “Dorrego es mi templo y Dani mi dios”, dice el encabezamiento.
“Ellos estaban acostumbrados a llegar en manada –describió Adriana–, tomar por asalto el bar y adueñarse de él, tiraban sus bolsos en el piso, jugaban al rugby en la calle, molestaban a las chicas que pasaban por la calle, los vecinos estaban hartos y para colmo ellos no dejaban entrar a nadie más que no fuera de rugby del club. Pero cuando llegué cambié las reglas de juego. Dos meses aguantaron. Especialmente un grupo de 18 años, de 10 o 15 pibes que son los que parecían controlar a todos los demás. Los primeros días de marzo se fueron. Vinieron un día, en fila india, y me pidieron para sacar las pelotas de rugby que tenían guardadas aquí, banderas, todas las cosas que dejaban acá, y se fueron en silencio y no volvieron más. A partir de ese momento, empezó a venir todo tipo de gente, chicas que después me decían que ellos no las dejaban entrar, personas mayores.”
Hasta el 26 de diciembre, Adriana y sus dos hijas (de 21 y 16 años) siguieron con Charles como si el Dorrego y los Mens Sana jamás hubieran existido. Pero esa madrugada, apenas pasadas las fiestas de Nochebuena y Navidad, el frente del Charles retrocedió sesenta años. A cada lado de la entrada y del frente de vidrio alguien había dibujado una estrella de David con pintura dorada. “Dios mío, otra vez con esto”, pensó Adriana retrocediendo a otra agresión, en un barrio, cuarenta años atrás.
La primera pista de la autoría quedó inscripta en una persiana a dos cuadras de allí. Drisun se enteró por un vecino y allí fue. Con la misma pintura con que habían estampado las estrellas en el frente del Charles habían escrito “Mafia Mens Sana”, según parece un apodo con que se reconocen los o algunos rugbiers del GyE. Al lado habían pintado una esvástica que luego intentaron borronear sin éxito. Inmediatamente presentó una denuncia en la comisaría 5ª. La mentada pista abrió sospechas sobre el grupo de rugbiers que había abandonado de mala gana el Charles cuando dejó de ser “el Dorrego”. El 1º de enero llegaron los destrozos. Ladrillos y palos destrozaron los vidrios a las 7 de la mañana. Hace unos días, un vecino informó a Adriana sobre la existencia del fotolog. Allí, entre los mensajes uno la amenazaba y estaba firmado con el apodo de Hitler.
Intervino la Justicia, la Secretaría de DD.HH. provincial y la municipal, el Inadi, la DAIA local. Ayer, Luis Eliseche, presidente de la Subcomisión de Rugby del GyE, dijo a este diario que “estamos en desacuerdo totalmente con la actitud que han asumido, sea quien haya sido. La Comisión Directiva está reunida. En la medida que se identifique a los autores se tomarán decisiones. El club no ampara semejantes actitudes”.
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