El mercado de las gaseosas vive en estos días una suerte de viaje al pasado: la vuelta de los envases retornables, de vidrio, retrotrae a costumbres de hace una década, al menos en el área metropolitana. La aparición del nuevo producto es consecuencia del encarecimiento del PET, materia prima de la botella de plástico, que es importada y se cotiza en dólares. El vidrio, en cambio, es de fabricación nacional y puede ser reciclado.
En cuentagotas, aparecieron en los últimos días envases de vidrio de Pepsi y Seven-Up, y en menor medida, de Coca-Cola. El envase de un litro y cuarto cuesta entre 90 centavos y un peso, un 20 por ciento menos que la misma bebida envasada en PET. Desde enero, las dos marcas líderes habían aumentado sus productos por encima del 40 por ciento.
Los que se acostumbraron al plástico no deben desesperar: el envase descartable forma parte de la cultura contemporánea y no será reemplazado. “Hicimos una investigación de mercado y a la gente le resultó atractivo el nuevo envase, les resulta divertido, algo más artesanal”, argumentó el gerente de Marketing de Pepsico, Juan Garibaldi.
Con el regreso del vidrio, las compañías pelearán en la franja de menor poder adquisitivo contra las embotelladoras de segundas marcas, que crecieron con la tecnología del PET. Fuera de ese sector, será una experiencia piloto para medir la reacción de los consumidores.