Vie 02.03.2007

SOCIEDAD

El caso ya era un absurdo, y ahora Pachelo se sumó a los acusadores

El abogado de Pachelo aseguró que demandará a Carrascosa porque acusó a su cliente como responsable del crimen de María Marta. El ADN de Pichi Taylor, los Binello y el guardia Glennon dieron negativo.

› Por Horacio Cecchi

Ayer, el Tribunal Oral 6 hizo agua. Literalmente. La tormenta desatada durante la mañana se corporizó en múltiples goteras que desbordaron el vaso colocado estratégicamente por la presidenta María Etcheverry y amagaron transformar las seis mil fojas del expediente en una papilla pre papel maché, para alarma de algunos y gozo de otros. Pero, está dicho, el caso García Belsunce es mediático desde que el grifo asesino fue sobreseído en público. En la ocasión, pese al temporal, por los Tribunales de San Isidro hizo su aparición Roberto Ribas, abogado de Nicolás Pachelo, acusado el día anterior por Carrascosa como responsable del crimen de María Marta en ocasión de un robo. “Calumnias y daños y perjuicios”, enumeraba Ribas a diestra y siniestra a cuanto grabador y cámara se le acercara. De resultas, el tablero del juicio agregó otra parte, Pachelo, implicada sin implicancias (al menos inmediatas) y con su propia estrategia. Para colmo, las partes se van quedando sin acusados, porque ayer, no sólo la lluvia interrumpió la monótona lectura del expediente: la última novedad del caso fue que el ADN de Nora “Pichi” Burgues de Taylor, Viviana y Sergio Binello y del vigilador Norberto Glennon dieron negativo. Su sangre no se corresponde con la que se salvó de la limpieza.

“Pachelo está muy enojado porque esto es una bajeza, una mentira, un manotazo de ahogado”, sostuvo Ribas y estrechó filas con el fiscal Diego Molina Pico, o sea, salió en defensa de la hipótesis de la acusación fiscal: “No es cierto que Carrascosa haya pedido la autopsia antes, el fiscal la pidió el 14 de noviembre y ellos se sumaron después”, dijo, y agregó con un criterio pragmático que “hay una cadena infernal de encubrimiento que nadie puede negar y no me van a decir que fue para proteger a Pachelo”. Ribas recordó que Pachelo fue el primero en presentarse para que se realizara el ADN (que dio negativo) y que miembros de la familia García Belsunce todavía se negaban. Nada dijo de Inés Dávalos, la mujer de Pachelo, cuyo ADN fue solicitado pero aún no se presentó. De todos modos, tanto el ADN de Pachelo como el de Dávalos, al igual que el de Viviana Binello (no así el de Pichi Taylor) no tienen sentido jurídico sino mediático, porque no están (o estaban, como Pichi Taylor que fue sobreseída después) incorporados en la causa, sino en las hipótesis de la defensa y ahora de la querella.

Menudo ajedrez el de este caso, en el que la querella (la madre de María Marta, que tiene 90 años y nunca concurrió al juicio) está en línea con la defensa (Carrascosa); la defensa acusa a alguien que no forma parte de la imputación (Pachelo), y el acusado no imputado sostiene la hipótesis de una parte de la fiscalía (Molina Pico).

Una parte, porque la otra, juega ajena. Jorge Apolo, John Broyad y Diego Grau, los tres fiscales designados por el fiscal general de San Isidro, Jorge Novo, es público que aparecen en el caso más para enfrentar al titular de la acusación (así recalcó en la primera audiencia Molina Pico hablando de sí mismo) que para condenar a Carrascosa.

De hecho, además de los Binello y Pichi Taylor (por entonces procesada por encubrimiento), y el vigilador Glennon, los tres fiscales pidieron también que se prestaran a la extracción Horacio García Belsunce (h), John e Irene Hurtig, Guillermo Bártoli y la esposa de Pachelo, Inés Dávalos. Ninguno de ellos se presentó por el momento. Dávalos no tiene motivos jurídicos que la obliguen, ya que no forma parte del expediente salvo, según las hipótesis de la defensa, el identikit que la identifica como la misteriosa Dama de Rosa. Tampoco Irene Hurtig, que se encuentra en la misma condición que Dávalos.

El resto no sólo está obligado sino que todavía no se entiende cómo no se lo extrajeron. El 27 de diciembre pasado, Apolo, Broyad y Grau pidieron en sobreabundancia de pedido que se realicen la extracción de sangre. Ya lo había solicitado infinidad de veces Molina Pico, sin éxito. Y sugirieron que esperan que se presenten porque ahora tienen todas las garantías (entre líneas, habrá que imaginar que antes de ellos las garantías no existían, algo que también es público pero como argumento de la defensa).

En definitiva, tanta estrategia es permitida porque, se sabe, el resultado, el tiempo de demora, la extensión del juicio, la ocupación del espacio público, cuatro fiscales en lugar de uno, tres meses de un tribunal que debe tener otros casos, y otros casos que esperan tener tribunal para alcanzar justicia, todo, incluso algunos argumentos, daría risa, todo habría sido diferente si en vez de García Belsunce fuera, no más, García.

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