Vie 02.03.2007

SOCIEDAD  › UN LADRON FUSILO A SU VICTIMA EN MONTE GRANDE

Robo con muerte a sangre fría

“A mi hijo lo asesinaron a sangre fría”, relató Salvador Sansone, padre de Gastón, el joven que fue ejecutado por dos ladrones ayer a la madrugada cuando ingresaron en su casa, en la localidad bonaerense de Monte Grande. “Dame los 30 mil dólares que tenés guardados.” Esa fue la exigencia de los delincuentes. No los convenció la respuesta de Salvador negando que tuviera esa suma de dinero ni los conmovieron los gritos desesperados de su hijo pidiendo por la vida de su padre. Enojados por no encontrar lo que buscaban, llevaron al joven a otra habitación de la casa y le pegaron un tiro en la cabeza.

Salvador, de 63, y su hijo Gastón, de 31, estaban arreglando la puerta de entrada de su casa, ubicada en Ducloud al 400, a pocas cuadras de la estación de trenes de Monte Grande, cuando dos delincuentes armados se abalanzaron hacia ellos y los obligaron a entrar en el interior de su hogar. “Buscaban plata, pero no había plata. Pedían 30 mil dólares que decían que tenía guardados. Ojalá los tuviera”, señaló el padre. Al no hallar el dinero, los ladrones, nerviosos, comenzaron a golpear a Salvador y su hijo empezó a pedir a gritos que no le pegaran a su padre, que había sufrido recientemente un accidente cerebrovascular.

En ese momento, los delincuentes llevaron a Gastón a otra habitación donde lo golpearon brutalmente y luego lo ejecutaron de un tiro en la cabeza. “Cuando fui a ver, estaba mi hijo tirado en el suelo del pasillo, todo ensangrentado. Si él hubiera estado de frente a los asesinos se hubiese defendido”, sostuvo Sansone.

Tras el crimen, los asaltantes robaron la billetera de Salvador, que contenía poco dinero y las tarjetas de crédito y escaparon de la casa en un Peugeot 205. A las pocas cuadras se encontraron con un efectivo de la policía que caminaba por la estación ferroviaria. “Se inició un tiroteo, el policía le dio dos balazos al auto pero igualmente escaparon con rumbo desconocido”, relataron fuentes policiales. Las mismas fuentes señalaron que tienen “algunas pistas firmes” para dar con los delincuentes, que “aparentemente tenían un dato erróneo del dinero que pedían” a las víctimas.

Luego del asesinato, el padre de la víctima fue internado en el Policlínico Santamarina , donde fue asistido del culatazo que recibió en la cabeza. “Mi hijo estaba casado y con una hija de ocho años recién cumplidos. Tenía todo el provenir adelante. Trabajaba en una fábrica”, contó Salvador al salir del hospital.

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