Más de dos mil médicos y enfermeros franceses han reivindicado en un manifiesto divulgado ayer haber practicado la eutanasia con el fin de proporcionar una muerte “decente” a sus pacientes. “Porque era seguro que la enfermedad les ganaba a nuestras terapias; porque, pese a tratamientos adaptados, los sufrimientos físicos y psicológicos hacían la vida del paciente intolerable, y porque el enfermo deseaba terminar. Nosotros, cuidadores, hemos, en conciencia, ayudado de forma módica a los pacientes a morir con decencia”, reza el manifiesto. El escrito apareció publicado en el semanario Le Nouvel Observateur y en el diario regional Sud Ouest. “La mayoría de los que asisten regularmente a sus pacientes hasta la muerte utilizan, en las circunstancias descritas, sustancias químicas que precipitan un final convertido en demasiado cruel, a sabiendas de que esa actitud está en desacuerdo con la ley actual”, declaran los firmantes. Esta iniciativa está relacionada con un juicio, la próxima semana, contra un médico y una enfermera que ayudaron a morir en 2003 a una mujer enferma terminal por cáncer. En su escrito, los profesionales piden la “suspensión inmediata de procesos judiciales” contra el personal sanitario implicado en casos similares. Solicitan además una revisión legislativa “en el plazo más breve posible” que se inspire en las reformas efectuadas en Bélgica, Suiza y Holanda, así como “medios acordes que permitan acompañar a los pacientes al final de su vida” para brindarles “la dignidad”. Aprobada en abril de 2005, la ley “sobre el acompañamiento del final de la vida” es “insuficiente” para los suscriptores del manifiesto, ya que es “represiva e injusta” y no se adapta a “la realidad médica”. Esa ley surgió por el caso del joven tetrapléjico Vincent Humbert, que en una carta al presidente francés, Jacques Chirac, en 2002, había reclamado “el derecho a morir”. La ley no legaliza la eutanasia, pero sí define el derecho a “dejar morir” a los enfermos sin esperanza de curación o en fase terminal.