SOCIEDAD › CONCLUYERON SUS VIVIENDAS LOS MILITANTES DEL MTL
En Parque Patricios levantaron con sus manos 326 viviendas para sus familias. En dos años y medio hicieron de una fábrica de pintura abandonada un barrio. Cada familia pagará cuotas de 200 pesos.
Los pequeños árboles se mecen con el viento de lluvia y hacen crujir las guías de madera que los sostienen. Están ubicados en la placita que corona el barrio Monteagudo, de Parque Patricios. Allí, caen las primeras gotas y una nena de cachetes regordetes corre a las carcajadas. Los dos, árboles y niña, crecerán juntos y junto a este complejo de viviendas comunitarias construidas por los propios vecinos que a partir del viernes las ocuparán, en lo que marca la culminación de un proyecto de la corriente piquetera Movimiento Territorial de Liberación (MTL). El lugar fue inaugurado ayer en medio de emotivos festejos.
El predio ocupa dos manzanas y por el medio de ellas pasa la calle José C. Paz., en la cuadra del 3100. Esos 100 metros están dominados por los colores rosa, amarillo y celeste, todos en tono pastel, de las flamantes paredes. Son los muros de las 326 casas que los militantes levantaron para luchar contra su propia falta de vivienda y la de cientos de personas más. El dirigente del MTL Carlos Chile, con la alegría en la mirada, señaló que esta inauguración “demuestra que en esta sociedad se puede proponer, porque nosotros, que venimos de las rutas y los puentes, nos encontramos después de 2002 en una encrucijada: nos podíamos convertir en el gremialismo que todo lo destruye o en un movimiento para la construcción. Este complejo es el resultado de la decisión que tomamos, que estamos convencidos, fue la correcta”.
La obra está emplazada en un espacio que el gobierno porteño compró a una empresa privada y le entregó en hipoteca al MTL, en el momento que mayor presión ejercían los reclamos de vivienda en todo el país. Ese tipo de operación está habilitada por la ley 341, que permite a organizaciones sociales constituidas en cooperativas administrar recursos estatales.
Una vez con el terreno en sus manos y un crédito inicial de 14 millones para la obra, la corriente piquetera debía contratar a una empresa constructora. Sin embargo, para poder desarrollar mejores viviendas con el mismo capital, decidieron no hacerlo y, en su lugar, encargarse ellos mismos del emplazamiento. Un integrante del movimiento, que es maestro mayor de obras, se puso al frente y con él unos 450 militantes fueron los albañiles, algunos con más y otros con menos experiencia en el trabajo. En dos años y medio transformaron una fábrica de pintura abandonada en un reluciente complejo de viviendas.
Cada una de las familias adjudicatarias (casi dos mil personas ocuparán el barrio) pagará sus viviendas con cuotas fijas de entre 180 y 200 pesos por mes. Chile afirmó que la asignación de los departamentos se realizó “en forma asamblearia, en un proceso que nos llevó cinco meses, hasta lograr la certeza de que lo estábamos haciendo con el máximo de equidad y justicia”. En ese sentido, sostuvo que “fue un modelo de democracia directa y moderna”.
Margarita integra una de las familias a las que se le adjudicó una vivienda. Original de Jujuy, hace 15 años vive en la Villa 21 con su hija y su marido. Se muestra feliz. “Lo que más siento en este momento es orgullo, porque cuando empezó todo, pensamos que no se iba a poder, pero después dejamos todo por esto. Mi marido, por ejemplo, trabajó en este proyecto como albañil. Además, estoy contenta porque voy a poder sacar a mi hija de la villa, ya que aunque nos duela, la realidad es que por ser villeros nos discriminan y mucho”, contó, parada en la vereda de su flamante hogar.
El barrio está estructurado en edificios de cuatro plantas ubicados en filas perpendiculares a la calle. Entre una fila de viviendas y la otra hay patios internos y todos los departamentos tienen al menos una ventana mirando hacia ellos, con la idea “de que los padres puedan ver qué están haciendo sus hijos” en esas zonas, contó Ricardo Méndez, según la gente del lugar, el militante más antiguo del MTL. Ese mismo formato se observa a ambos lados de la calzada, ya que el complejo ocupa dos manzanas. En su interior, además de las casas, tiene un jardín maternal, un salón de usos múltiples, una sala de primeros auxilios y 10 locales comerciales. Como fachada para el complejo, se conservó y restauró la de la fábrica que ocupaba el lugar anteriormente.
Informe: Eugenio Martínez Ruhr.
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