SOCIEDAD › LA DECLARACION DE UN TESTIGO DESATO INTERPRETACIONES
Un gerente del Carmel contó que hubo una reunión para acusar a Pachelo. Fue antes de que se supiera públicamente que fue un crimen, pero después de la autopsia. Una pelea entre fiscales.
› Por Horacio Cecchi
Ya se dijo en estas páginas que el caso García Belsunce es un plenario de sorpresas. Una reunión en la oficina de José Scelsi, el primer abogado de Carrascosa, realizada el 5 de diciembre de 2002, y en la que participaron Scelsi, Mariano Arauz Castex, el gerente de la empresa Cazadores, el ex presidente de Carmel Tito White y el ex gerente del country Julio Terán, entre otros, desató, ayer y durante varias horas, sombras, sospechas y polémicas. Todo empezó cuando el testigo Terán declaró que había sido invitado a dicha reunión en la que se hablaba de que MM había sido asesinada y recordó que entre los asistentes se buscaba un culpable del crimen, especialmente a Pachelo. Terán, con dudas, fijó la reunión a fines de noviembre de 2002, lo que en castellano y japonés significa lo mismo: que se sabía que MM había sido asesinada antes de la autopsia. Scelsi salió apresurado a corregir que todas las reuniones se habían realizado después de enterarse del resultado de la autopsia. Por otro lado, otros dos testigos ratificaron haber visto a Carrascosa tomando un café en el Club House a una hora en que había asegurado que estaba en lo de Bártoli viendo televisión. Hay más: el fiscal Diego Molina Pico blanqueó ante el tribunal la enorme grieta entre los acusadores cuando reconvino al fiscal Diego Grau porque realizaba preguntas a una testigo en contra de su estrategia.
Hasta ayer, el caso representaba situaciones obvias pero sólo legibles por gestualidades. Así, la querella que no querella (a Carrascosa) y la defensa que acusa (a Pachelo). Pero la fiscalía no era precisamente la parte acusatoria, sino un conglomerado de posiciones que se leían entrelíneas, mejor dicho, entre preguntas. Molina Pico preguntaba una cosa y los fiscales Jorge Apolo, John Broyad y Diego Grau preguntaban otra. Ayer, finalmente, la fiscalía quedó separada públicamente, cuando Molina Pico desdijo a su colega Grau en una pregunta y dijo al tribunal que “es poco común que la fiscalía esté en una situación como ésta, es incómoda. Lo dije en la primera audiencia: quien iba a llevar adelante el debate iba a ser yo. Y según la resolución de la fiscalía general, los otros fiscales iban a coadyuvar. Las preguntas que está haciendo mi colega ya fueron contestadas”.
La otra escena que desató preguntas, corridas periodísticas, sospechas, respuestas y demás fue la declaración de Julio Terán, militar retirado y gerente del Carmel desde el 10 de octubre de 2002 hasta fines del 2005. Durante casi dos horas, Terán fue paseado por toda la causa, especialmente sobre la seguridad, las sospechas sobre los vigiladores y Pachelo. Desató sorpresa entre el periodismo la mención que hizo de una reunión a la que había sido invitado por Tito White, en el estudio de Scelsi, y en la que se encontró con Arauz Castex, otros socios y el gerente de Cazadores. Allí dijo haber escuchado que se hablaba del homicidio de MM y entendió que se buscaba un culpable, entre los que Pachelo se llevaba poroto y medio.
La corrida periodística tiene que ver con la fecha. Terán no recordaba a la perfección y situó a fines de noviembre, lo que provocó un escalofrío en la defensa. No era para menos: si la autopsia se realizó el 2 de diciembre, reunirse antes para decidir si Pachelo era culpable de un homicidio que nadie conocía salvo sus autores significa lisa y llanamente que los reunidos tramaban cómo escaparle al bulto. Un par de horas más tarde Scelsi respondía que hubo “decenas de reuniones, pero todas fueron luego de la noche que yo me enteré de que mi amiga María Marta tenía cinco balazos en el cráneo”.
En la causa, la reunión mencionada existió pero se realizó el 5 de diciembre. Lo que es diferente. No obstante, quedó abierto para otra interpretación: que podrían haberse reunido para construir un culpable.
Terán también explicó el sistema de seguridad, lo explicó casi exultante en el plano, y describió las órdenes que había dado para controlar los movimientos de Pachelo dentro del country, colocando un guardia de su confianza y partes cotidianos sobre cualquier novedad. Aseguró que no había recibido quejas de los socios, que los robos habían disminuido desde su llegada y que ese 27 de octubre no recibió ningún reporte extraño. Está claro que esto no tranquiliza a la defensa, que sostiene que algunos vigiladores robaban con Pachelo y los acusan de haber asesinado a MM. Si es por Terán, no es cierto. La defensa, por razones obvias, duda de su palabra. Los socios no: lo mantuvieron como gerente hasta su renuncia en noviembre de 2005.
Después, Gerardo Oberndorfer, el mozo del Club House, ratificó que Carrascosa estuvo tomando un café y un lemoncello y fumando un cigarrillo que él mismo le convidó, en el horario en que el viudo célebre había dicho que estaba en lo de los Bártoli disfrutando de su segundo partido dominguero.
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