El sistema que comunica a los aviones con tierra falló durante 20 a 35 minutos. Defensa ordenó un sumario a la Fuerza Aérea por la falta de repuestos para radares.
› Por Eduardo Videla
El vuelo 7456, de la empresa brasileña Gol, estaba listo para aterrizar en Ezeiza cuando se cortaron las comunicaciones entre la torre de control y la nave. El piloto completó la operación, de todas maneras, sin la asistencia de los controladores. La comunicación por radio con cada aeronave es el único mecanismo de control aéreo que emplean los controladores aéreos, ya que hasta anoche el radar de Ezeiza todavía estaba fuera de servicio por tareas de mantenimiento. Ayer, durante un lapso de entre veinte minutos y media hora, no hubo ningún sistema alternativo para asistir a los pilotos, en aterrizajes y despegues. Durante ese lapso, quedaron cerrados el aeropuerto de Ezeiza y aeroparque metropolitano. Defensa, en tanto, ordenó ayer a la Fuerza Aérea que instruyera un sumario para identificar a los responsables de la falta de repuestos para reparar el radar de Ezeiza. El Comando de Regiones Aéreas informó ayer que entre las 11.45 y las 12.05 “se produjo un corte en la comunicación entre el Centro de Control Ezeiza y Torre Ezeiza con la Planta Receptora, lo que ocasionó una falla en las comunicaciones del Area Control Baires y la Torre del Aeropuerto de Ezeiza”. Para el organismo que depende de la Fuerza Aérea, “los sistemas alternativos funcionaron inmediatamente, produciéndose algunas demoras en los despegues”. El comunicado, firmado por el brigadier José Antonio Alvarez, sostiene que “se está llevando a cabo una investigación de las causas que motivaron lo acontecido”.
Desde Ezeiza, el titular de la Asociación de Controladores de Tráfico Aéreo (ACTA), César Salas, aseguró que el desperfecto se prolongó desde las 11.40 a las 12.15, es decir, durante 35 minutos, y que no hubo ningún sistema alternativo en funcionamiento. “En ese momento había entre diez y quince aviones en la zona de influencia del Area de Control Centro, que pasaron a comunicarse con los controladores de ruta (los que guían a los pilotos hasta llegar a la zona de arribos), por lo cual quedaron inhabilitados para aterrizar”, afirmó Salas. Según el controlador, en 25 años de servicio, “es la primera vez que ocurre un desperfecto con estas características”.
Minutos más, minutos menos, lo cierto es que el problema existió y provocó demoras en las partidas de aeroparque, “que es donde hay más concentración de vuelos”. Entre los aviones que esperaban para aterrizar no se produjeron más trastornos que el del Gol, que tuvo que aterrizar sin ninguna asistencia, ya que “el piloto ya estaba frente a la pista cuando se cortó la comunicación y decidió completar el aterrizaje”, explicó Salas.
“Es extraño que, justo que a la Fuerza Aérea se le termina un negocio, comiencen a producirse estos problemas”, dijo a Página/12 el ex piloto y actual director de cine Enrique Piñeyro, en alusión al decreto presidencial que pasa a manos civiles el control del tráfico aerocomercial. “No se puede mantener un sistema durante siete meses sin gestión”, agregó, en referencia al tiempo en que durará la transición de esa transferencia.
Idénticas sospechas, pero en sentido contrario, se deslizaron desde el Ministerio de Defensa. “Hay una disputa grande entre los gremios por el control civil del sistema”, dijo un funcionario del área.
El sistema de control aéreo entró en conflicto el 1º de marzo último, cuando un rayo sacó de servicio el radar de Ezeiza. Después de seis días, el equipo fue reparado pero volvió a fallar, por lo que la Fuerza Aérea tuvo que sacarlo de servicio para su reparación. El 10 de marzo volvió a trabajar sólo el radar secundario –que identifica a los aviones y marca su altura y velocidad– mientras que el primario –que sólo indica la presencia de un avión– quedó malherido.
Como, según los controladores, el radar secundario seguía fallando, los operadores resolvieron asistir a los pilotos en forma manual, es decir, a través del sistema de comunicaciones. Ese fue el sistema que falló ayer durante algunos minutos.
Desde el Ministerio de Defensa se aseguraba la semana pasada que el radar estaba funcionando. La afirmación quedó desmentida por lo hechos cuando, el martes, se supo que la Fuerza Aérea había sacado de servicio al radar secundario, para realizar tareas de mantenimiento. Esos trabajos debían finalizar el viernes, pero se prolongaron hasta anoche.
Las dudas sobre el proceder de la Fuerza Aérea en las tareas de mantenimiento de radares que –entre otras– llegaron ya al Ministerio de Defensa, desde donde se pidió al jefe de esa fuerza, brigadier Normando Constantino, que abriera “un sumario para identificar responsables de la ausencia de repuestos para reparar el radar primario”.
La ministra Nilda Garré ordenó la medida después de conocer el informe técnico de la empresa Thales-Omnisys, proveedora del radar de Ezeiza, en el que se advierte que “el primario no pudo ser puesto en operabilidad por falta de repuestos (dos tarjetas fuera de uso)”. “La empresa es la encargada de reparar el equipo, pero la Fuerza Aérea es responsable de proveer los repuestos; queremos saber quiénes son los responsables de esta omisión”, dijeron en Defensa.
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