Como es fiscal, no tiene obligación de declarar más que por escrito en la causa García Belsunce. El funcionario no tiene el caso, pero tuvo un papel de importancia en esa curiosidad llamativa, que no hubiera una autopsia.
› Por Raúl Kollmann
Todo indica que el fiscal Juan Martín Romero Victorica se va a salir con la suya y escapará al bulto de declarar en el juicio oral por el caso García Belsunce. En verdad todos coinciden en que, por su carácter de fiscal, tiene derecho a declarar por escrito, pero también hay unanimidad en que jugó un papel de importancia en las horas posteriores al asesinato de María Marta García Belsunce. Como ciudadano parecería que tiene el deber moral de concurrir, pero es obvio que no se quiere arriesgar a que queden expuestos su enorme influencia y sus errores de aquel día. No cometió ningún delito porque no era el fiscal a cargo, pero por experiencia y porque estuvo en el núcleo de las decisiones pudo haber incidido para que se hiciera la autopsia de MM de inmediato. Y no lo hizo.
–¿Qué hizo exactamente Romero Victorica en el caso García Belsunce?
–MM muere el domingo 27 de octubre de 2002 cerca de las 19 horas. Como ya se sabe, el viudo Carlos Carrascosa cree que se trató de un accidente y –tal como quedó probado en el juicio– ninguno de los dos médicos que la atendió ni sus ayudantes ni el estudiante avanzado de medicina Diego Piazza perciben los balazos. El accidente queda instalado como causa de la muerte de la socióloga. Sin embargo, con el correr de las horas, el hermano de MM, John Hurtig, empieza a plantear dudas. Esencialmente, no entiende cómo fue que MM se resbaló estando con las zapatillas puestas. Hurtig insiste ante Carrascosa y ante Horacio García Belsunce (h). Finalmente, acuerdan que éste llame a Romero Victorica y también se comunica con el comisario Angel Casafús. En la noche del domingo le había pedido que no mandara ningún patrullero; el lunes, en cambio, ante las dudas que empiezan a surgir, le pidió un forense para que revise a MM. En ese cuadro de situación llega Romero Victorica al velatorio. García Belsunce (h) que lo conoce desde hace años, le relata las dudas. La mayor parte de la familia cree que ella se tropezó, pero John prefiere que alguien intervenga para despejar las dudas.
–¿Qué actitud tomó Romero Victorica en el velatorio?
–Hay varias polémicas, pero una cuestión en la que coinciden todos: RV fue partidario de llamar a un forense. Como ya se le había pedido que mande el médico a Casafús, Horacio García Belsunce (h) marca el celular de Casafús en su celular y se lo pasa a Romero Victorica. La llamada figura en el informe de Movicom incorporado a la causa y duró seis minutos. RV acuerda con el comisario que lo mejor es que venga alguien de la policía y que, además, se haga presente el fiscal. No se trata de una muerte natural y esa parece la solución más adecuada. Por eso, al mediodía, concurren al velatorio el jefe de la Departamental de Investigaciones de San Isidro, el comisario Aníbal Degastaldi, y el fiscal Diego Molina Pico. Un rato antes, tal cual está establecido en el expediente que instruyó el juez Julio Lucini, RV llama por teléfono al médico-forense doctor Tedeschi, quien le dice que no puede concurrir por estar revisando presos en Baradero. Igual queda en llamar cuando hubiere terminado con ese trámite.
–¿Cómo se resuelve que no se haga la autopsia de inmediato?
–Molina Pico y Degastaldi revisan superficialmente el baño donde mataron a MM y se acercan a su cuerpo que es velado en la habitación. No dicen nada. Luego se produce una reunión en la que participan ambos funcionarios y Romero Victorica. Según declaró Molina Pico en una audiencia judicial en la que se trató su recusación, “Romero Victorica me dijo que la mujer había muerto en un accidente fatal en el baño. Debido a mi formación militar y por la experiencia y la gran autoridad dentro de la jerarquía judicial de Romero Victorica, no iba a dudar de su palabra”. RV niega haber dicho esas palabras, pero lo cierto es que la verdad parece más cercana a lo que dice Molina Pico, porque lo concreto es que él, que era el fiscal a cargo, no ordena la autopsia, y Romero Victorica estaba acompañándolo en ese momento. Es obvio que RV, con el carácter que se le conoce, hubiera puesto el grito en el cielo en caso de estar en desacuerdo.
–¿De quién es la responsabilidad?
–El único que tenía la potestad de ordenar la autopsia era Molina Pico y por lo tanto es el responsable de no haberla hecho. Romero Victorica tenía y tiene mayor rango dentro de la Justicia, pero no era su superior. Parece indudable que si los hechos hubieran ocurrido en un barrio humilde, la autopsia se hubiera ordenado de inmediato y hasta habría habido alguna detención. Pero las cosas pasaron en el country El Carmel, con un fiscal famoso como RV de por medio, y entonces Molina Pico tuvo otra flexibilidad. La realidad es que las dudas fueron planteadas por un miembro de la familia, John Hurtig, y a instancias de él terminaron llegando al lugar Degastaldi y Molina Pico. Sin embargo, la mayoría de los presentes creyó que se trataba de un accidente y Romero Victorica –el único reconocido por Molina Pico– convalidó la idea y no objetó que la autopsia no se hiciera. Es más, según consta judicialmente, el doctor Tedeschi, aquel que estaba en Baradero, llama a RV muy poco después y le dice que puede ir para El Carmel. Y El Potro, como le dicen a Romero Victorica, le contesta que “ya está. No es necesario. Ya pasaron el comisario y el fiscal”. Se ve que RV no quiere pasar el mal trago que significaría reconocer en el juicio oral que, aunque no tenía ninguna responsabilidad legal, actuó mal. Los jueces le han dicho que si habló del caso en canales, revistas y diarios, bien podría no escudarse en sus prerrogativas de fiscal y hacerlo donde corresponde. Parecen tener razón.
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