Al presentar Cristo Vence, el nuevo libro de Horacio Verbitsky, el historiador Felipe Pigna y el sociólogo Fortunato Mallimaci coincidieron en señalar que es una obra “que nos hacía falta”.
› Por Silvina Friera
No es un juicio de valor sobre el dogma ni el culto. Es una exhaustiva investigación que demuestra que el poder de la institución católica sigue vigente. Tanto que fue uno de los temas de la agenda política de la semana pasada. El cardenal Jorge Bergoglio dijo que la Iglesia “fue, es y será perseguida”, y el presidente Néstor Kirchner le retrucó que “ni los que predican están dispuestos a poner la otra mejilla”. Cristo Vence, de Horacio Verbitsky, que se presentó ayer en la Feria del Libro con el historiador Felipe Pigna y el sociólogo Fortunato Mallimaci, es el primero de los tres tomos de una historia política de la Iglesia Católica en la Argentina desde 1884 hasta diciembre de 1983. “Hay sectores del Episcopado que están tentados de jugar un rol parecido al que jugaron en 1955 –advirtió Verbitsky–. Ahora que estamos en vísperas de elecciones, la tentación del Episcopado es impedir la reelección. Pero la Iglesia cambió, hoy no se va a aliar con un grupo golpista militar para bombardear la Plaza de Mayo.”
“Libro absolutamente imprescindible”, según lo definió Pigna: el historiador recordó que para el Vaticano los revolucionarios de mayo de 1810 “estaban yendo directo al infierno”. “Belgrano, a pesar de la condena, siguió luchando por la independencia y prefirió el infierno”, ironizó el autor de Los mitos de la historia argentina. Pigna subrayó que la relación entre el peronismo y la Iglesia fue un “romance inicial” que se fue transformando por la cuestión de la beneficencia que realizaban las Damas de la Caridad, influidas por la religión católica. “Todas las lupas estaban dirigidas a investigar los fondos de la Fundación Eva Perón, pero en 1946 sólo el 5 por ciento de los fondos de las Damas de la Caridad estaban destinados a obras, mientras que el 95 por ciento restante representaba los sueldos de esas Damas”, comparó Pigna. Mallimaci, un pionero de la sociología de la religión en el país, dijo que Cristo Vence es un libro “que nos hacía falta”, y que la investigación de Verbitsky es fundamental para comprender la sociedad argentina. “Tenemos que cambiar la cultura dominante que legitimó la Iglesia Católica como un actor clave de la política argentina”, agregó el ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
“Es posible crear una cultura en la que los obispos no decidan qué hacer en la vida pública o en la cama”, ironizó el sociólogo, y recordó que cuando él empezó a interesarse por la religión muchos lo desalentaban afirmando que no valía la pena hacerlo, que las ciencias y el progreso terminarían eliminando la religión. “Pero hace falta estudiarlas –aclaró– para entender cuánto influye en la sociedad.” Mallimaci precisó que el libro de Verbitsky muestra dos procesos centrales: la militarización y catolización, “que tienen muchos adeptos en la sociedad”. El sociólogo aseguró que el libro desmenuza un vínculo construido históricamente que permite comprender cómo “la dirigencia política, sea del partido que sea, se opone a la Iglesia Católica cuando está en la oposición, para aliarse inmediatamente cuando asumen el gobierno”. Para Mallimaci, la investigación de Verbitsky revela el profundo antiliberalismo de la Iglesia argentina, que a veces se viste con el ropaje de la derecha o el ropaje progre. “Ojalá podamos cambiar esta cultura autoritaria por una más democrática”, añadió.
Verbitsky confesó que su interés por el tema comenzó a partir de la entrevista que le hizo al oficial naval Antonio Scilingo, “cuando me dijo que el método atroz de arrojar personas vivas al mar había sido consultado con la jerarquía eclesiástica, que lo aprobó por considerarlo ‘una forma cristiana y poco violenta’ de muerte”. El columnista de Página/12 afirmó que el Episcopado argentino más comprometido con la dictadura militar ha sido también el que más bajas ha tenido. “La Argentina es el único país que tiene dos obispos asesinados, además de sacerdotes, monjas y laicos”, aclaró el autor de Cristo Vence. Verbitsky admitió que cuando estaba escribiendo El silencio –sobre el campo de concentración de propiedad eclesiástica, donde la patota de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) escondió a 60 detenidos desaparecidos en 1979, durante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos–, Bergoglio, paradójicamente, fue uno de los que más lo ayudó en la investigación. Después, cuando el libro se publicó, el periodista incluyó una información que descubrió en unos documentos de la Cancillería argentina: Bergoglio señaló a sacerdotes “subversivos” que habían estado bajo su tutela.
Sobre la polémica entre Bergoglio y Kirchner, el columnista de Página/12 opinó que le parece absurdo que el Gobierno polemice con cada cosa que diga el cardenal. “Es previsible que haya sectores importantes del poder que cuando pierden ganancias extraordinarias trabajen sobre la base del desgaste del Gobierno”, alertó el periodista.
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