SOCIEDAD › SIMULACRO DE LAS FUERZAS AEREAS ARGENTINA Y BRASILEÑA
Con sus uniformes impecables y almidonados, los militares observan concentrados los radares, que emiten lucecitas de colores titilantes. Están en un bunker antimisiles construido ocho metros bajo tierra, que –obviamente– no tiene ventanas, pero sí sirenas en los pasillos. No se trata de un día en las oficinas del recontraespionaje de Kaos, sino de la jornada final de un ejercicio conjunto entre las fuerzas aéreas argentina (FAA) y brasileña (FAB), ayer. Para el simulacro, aviones caza de ambas fuerzas debieron ubicar, interceptar y acompañar hasta el aeropuerto más cercano a naves que imitaban vuelos irregulares en la frontera con el país carioca.
El procedimiento se realizó en Misiones, pero su control y monitoreo fue en el Centro de Operaciones Aeroespaciales en Desarrollo (COAD) ubicado en Merlo, al oeste del Gran Buenos Aires, donde está centralizado el control y la vigilancia del espacio aéreo del país. En su sala de situación, dos grandes pantallas mostraron, a través de imágenes brindadas por radares, la acción: los aviones blancos –así se les llama a las naves que simulan ser irregulares y deben ser interceptadas– aparecían y desaparecían, y una vez identificadas comenzaban a ser perseguidas por los jets.
Carlos Perona, comandante de Operaciones Aéreas de la Fuerza, evaluó que además de “aceitar la coordinación con los pares de Brasil en pos de la detección de este tipo de situaciones irregulares”, a los controladores y pilotos nacionales además les “sirve para calcular los tiempos reales de resolución de esta clase de operativos”.
Para que el simulacro fuera más significativo, la trayectoria de los supuestos aeroplanos en falta era desconocida tanto por los pilotos de los caza como por los controladores aéreos. Y a eso se sumaba que esas naves llevaban apagado el transmisor –llamado trasponder– que permite identificarlas fehacientemente, entonces sólo se las podía ubicar en el radar que toma a todo objeto volador, pero sin mayores especificaciones.
Allí empezó a jugar su papel la cooperación entre la Argentina y Brasil. El avión blanco se disponía a traspasar la frontera en dirección a Posadas, entonces la Fuerza Aérea Brasileña emitió el alerta a las autoridades argentinas. A partir de ese momento, éstas quedaban a cargo de la situación. Minutos después apareció en el radar el jet nacional designado para la tarea, en este caso un Pampa Serie 2. El juego del gato y el ratón no duró mucho, y el caza cumplió con su objetivo. “La idea es, con el tiempo, que sea normal y cotidiano el paso de aviones argentinos a territorio brasileño ante persecuciones de este tipo y viceversa”, señaló el jefe del COAD, Juan Biasi.
Procedimientos similares se realizaron durante los últimos tres días tanto en dirección Brasil-Argentina como la opuesta y formaron la parte práctica del ejercicio denominado Plata V. Hoy se realizará la actividad más teórica, en la que se sacarán las conclusiones, y de esa forma se dará por terminada la actividad, que comenzó el lunes pasado.
Informe: Eugenio Martínez Ruhl.
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