SOCIEDAD
› HASTA 1800 PESOS PARA FAMILIAS QUE VIVEN EN LA CALLE
Subsidio para los sin techo
Un decreto de Aníbal Ibarra termina con el controvertido sistema de hoteles para homeless porteños y lo reemplaza por un subsidio. Será para los nuevos casos y no habrá desalojos.
› Por Eduardo Videla
Las familias que viven en la calle o en las plazas de Buenos Aires ya no serán albergadas en los controvertidos hoteles contratados por la Ciudad para alojar a los homeless. El jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, acaba de firmar un decreto que establece un subsidio para jefes o jefas de familia en situación de calle, que consistirá en la entrega de un monto de 1800 pesos divididos en seis cuotas mensuales, por única vez, con los cuales las familias podrán buscar su propia solución habitacional: alquilar un hotel o una habitación, levantar una casilla o regresar a su lugar de origen. El nuevo sistema permitiría asistir a unas 2000 familias, incluso a las que vivan en los hoteles y quieran cambiar por esta opción. La secretaria de Desarrollo Social, Gabriela González Gass, impulsora del nuevo mecanismo, aclaró que “las 8900 personas que viven en hoteles seguirán allí hasta que encuentren una solución habitacional”.
El viernes, el jefe de gobierno firmó el decreto 895/02, que deroga el sistema impuesto en 1997, durante la gestión de Fernando de la Rúa, e instaura un nuevo mecanismo, que consiste en otorgar un “subsidio de fortalecimiento del ingreso familiar” destinado exclusivamente a fines habitacionales. Antes de estampar su firma, el titular del Ejecutivo recibió la garantía de la Secretaría de Hacienda porteña de que existían fondos para sostener el nuevo programa: se estima que la demanda será de 1,5 a 2 millones de pesos hasta fin de año.
El sistema de alojamiento transitorio en hoteles fue puesto en vigencia por la ordenanza 43.821, sancionada por el ex Concejo Deliberante, norma que el Ejecutivo aspira a modificar mediante un proyecto de ley enviado la semana pasada a la Legislatura. De todas formas, el nuevo sistema puede comenzar a funcionar a partir de la publicación del decreto de Ibarra.
“Con el subsidio para jefes o jefas de hogar en situación de calle, estamos cerrando un sistema que estaba en situación de colapso”, dijo Gozález Gass a Página/12. A la fecha, en los hoteles contratados por el gobierno porteño se alojan 8900 pesonas, muchas de ellas en condiciones de hacinamiento, con una inversión de 12 millones de pesos anuales. El sistema ha sido cuestionado por la Defensoría del Pueblo, la Auditoría de la Ciudad y la Legislatura, y está bajo la lupa judicial, en una investigación de supuestas irregularidades en la contratación de los hoteles por parte de la anterior gestión de Desarrollo Social (ver recuadro). “Es un sistema costoso, y no es digno. Y deja de ser una solución de emergencia para convertirse en permanente”, advirtió González Gass.
Con el agravamiento la crisis social, en los últimos meses, creció la demanda de alojamiento: se estima que hay unas 1800 personas en situación de calle. Pero el ingreso a los hoteles estaba restringido porque gobierno no está en condiciones financieras de albergar más gente, salvo situaciones de emergencia grave. Por eso, se decidió instrumentar un sistema que, a criterio de los funcionarios, será “más transparente”. Para diseñarlo, Desarrollo Social realizó una encuesta social en cada hotel, para determinar el perfil de los beneficiarios. De acuerdo con el relevamiento, la familia promedio esta integrada por cinco miembros: la madre, la abuela y tres hijos. “El 30 por ciento de las familias cuenta con ingresos como para resolver su situación, por lo que no debería estar en hoteles –advirtió la secretaria de Desarrollo Social–. Vamos a regularizar esa situación”.
Para acceder al subsidio, las familias tienen que acreditar que viven en la ciudad desde hace por lo menos un año, que están en situación de calle y que sus ingresos son menores a la canasta básica alimentaria. Por única vez, se les entregará una suma de hasta 1800 pesos, en seis cuotas mensuales. “Pero si presentan una propuesta de solución razonable, ya sea levantar una casilla en un terreno o volver a su lugar de origen, se le salda el subsidio de una sola vez, y duplicado”, alentó González Gass. Para no perder el subsidio, las familias deberán cumplir con algunos requisitos: enviar a sus hijos a la escuela y tener su vacunación al día, acreditar que el dinero se gastó en una solución habitacional y realizar alguna contraprestación –según lo disponga la autoridad de aplicación– como trabajos solidarios en escuelas o comedores barriales, en el caso de las mujeres, o reparación de veredas, cuando los beneficiarios son hombres. Un equipo de trabajadores sociales hará un seguimiento de los casos para verificar su cumplimiento.
Los actuales beneficiarios del programa de hoteles pueden optar por el subsidio, renunciando al albergue, pero las autoridades estiman que los casos no serán demasiados. Si las familias ya cuentan con el subsidio nacional para jefes de hogar desocupados –el de 150 pesos mensuales–, igual pueden acceder a la ayuda. La única restricción es tener una adjudicación de la Comisión Municipal de la Vivienda.
A la hora de hacer números, los funcionarios estiman que el servicio será mejor, con menor gasto: “Hoy, por una familia de cinco integrantes hacinados en una pieza, la ciudad paga 525 pesos por mes (a razón de 3,50 por día por persona), mientras que con esta operatoria, con menos de 300 pesos se puede alquilar un lugar digno donde al beneficiario le convenga”, argumentó González Gass.
¿Y qué ocurre con las personas solas? “Esos casos –concluyó la funcionaria– serán atendidos en los paradores y dormis del Gobierno de la Ciudad.”
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