SOCIEDAD › OPINION
› Por Mabel Bianco *
Entre los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes, el derecho a la información sobre sexualidad es fundamental y así lo reconocen las leyes recientes como la de salud sexual y reproductiva (2002), la de protección integral de la niñez (2004) y la de educación sexual (2006). A pesar de esto, aún no se enseña sexualidad en todas las escuelas ni se protege a niñas, niños y adolescentes. Quienes toman decisiones en los distintos poderes del Estado, en muchos casos se resisten. Cuando unos lo hacen, otros no, y así tenemos leyes y programas incumplidos de los cuales no se pide rendición de cuentas.
Mientras tanto, chicas y chicos se informan como pueden, a través de Internet, los medios de comunicación, otros jóvenes y/o algunos adultos que no saben o les informan mal, muchas veces para beneficio de quienes informan.
Entonces recurren a los servicios de salud buscando respuestas. Lamentablemente allí no abundan. Son escasos los servicios para adolescentes que reconocen el derecho a la información para adoptar decisiones libremente. Porque continuar o no un embarazo no planeado que no se pudo evitar es algo muy importante para esa adolescente y su familia. Todos quisiéramos que no llegaran a eso, pero poco hacemos para evitarlo. Cuando ocurre, necesitamos servicios públicos de salud que preserven la salud y la vida de esas jóvenes, independientemente de que tengan o no dinero para pagarlos, dado que esta angustia sólo la viven las pobres que no pueden pagar servicios seguros privados.
Lo ideal es que trabajáramos para que chicos y chicas no se expongan a estos riesgos. Ante esta falencia, encontrar grupos de profesionales de la salud en hospitales públicos que informen y asesoren a los jóvenes es alentador. Esto no nos debe hacer olvidar que también es necesario que las escuelas cumplan su papel, no reemplazando a los padres sino complementándolos. También que los medios de comunicación contribuyan mediante acciones proactivas y que no pensemos únicamente en aplicar prohibiciones. Lograr que las distintas instancias: escuelas, servicios de salud, medios de comunicación y la sociedad en su conjunto, informándolos y educándolos, les permitan tomar decisiones libremente. Este es el principal desafío.
* Médica, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer.
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