SOCIEDAD › UN SUBINSPECTOR DETENIDO POR ROBAR EN UNA EMPRESA
Tres hombres asaltaban una fábrica en Flores. La policía llegó al lugar, hubo un tiroteo y dos escaparon. El apresado era un federal.
› Por Carlos Rodríguez
El robo, con la modalidad de “boqueteros”, falló porque sonó la alarma antes de que los tres ladrones pudieran abrir, a fuerza de soplete, la caja de seguridad de la firma Silkey, en Francisco Bilbao y Rivera Indarte, en Flores. La sorpresa vino después. Tal vez porque el objetivo era una empresa de cosméticos, el único sospechoso detenido –sus dos cómplices huyeron– fue un subinspector de la Policía Federal que se había maquillado de ladrón. Al principio, en una improvisada conferencia de prensa, en el lugar de los hechos, la Federal ocultó que uno de los cacos era “fuerza propia”, como se dice en la jerga policial. El jefe de la seccional 38ª, comisario Guillermo Sodini, tampoco informó sobre un tiroteo entre el personal policial –que actuaba como tal–, los dos ladrones genuinos que escaparon y el oficial que se pasó a la vereda de enfrente, cuyo nombre fue mantenido en reserva. La prensa se enteró de los tiros por el relato de los vecinos.
Horas más tarde, en la Jefatura central de la Federal, se confirmó que “un oficial de la fuerza, con destino en una comisaría, fue detenido hoy en Flores”, por el intento de robo. El subinspector pertenecía a la comisaría 34ª, en la zona de Pompeya, una seccional con antecedentes delictivos graves, como el homicidio del joven Ezequiel Demonty, que fue obligado a arrojarse al Riachuelo, donde murió ahogado. “No se proporciona el nombre del oficial porque sobre todo detenido, lo que prevalece es la presunción de inocencia”, aclaró una fuente de la fuerza.
Las fuentes de la Federal trataron de justificar la negativa inicial de Sodini de informar sobre la detención de un hombre de esa fuerza. “Por disposición judicial se realizaron distintos tipos de diligencias que podían verse entorpecidas si se aceptaba que un oficial policial estaba involucrado”, explicó el vocero. Luego insistió en que “por razones propias del secreto del sumario, no serán proporcionados, por el momento, los datos filiatorios del detenido”.
Sodini había dicho que el intento de robo fue “bajo la modalidad de boqueteros” y que los tres involucrados fracasaron porque “se montó un importante operativo policial del que participaron móviles de distintas seccionales”. La información policial dice que tres hombres ingresaron a las cuatro de la madrugada de ayer a la fábrica de cosméticos Silkey. Luego de abrir un boquete en el techo del edificio, a la manera de una vieja película francesa, Rififí, de Jules Dassin.
Una vez en el interior de la planta, fueron a las oficinas administrativas y con un soplete intentaron abrir la caja fuerte donde, se supone, había una “muy importante suma de dinero”. El problema fue que, cuando estaban con las manos en la masa, comenzó a sonar la alarma. Eso se debió, según los vecinos, porque había llegado al lugar un empleado de la firma que advirtió la presencia de los ladrones y llamó a la policía por el número telefónico 911. A los pocos minutos llegaron patrulleros de distintas seccionales. Los dos ladrones y el policía travestido resolvieron escapar por los techos, sin concretar el robo.
Los policías, que habían rodeado la manzana, interrumpieron el escape y se produjo un violento tiroteo. La balacera, negada por el comisario Sodini y confirmada por los vecinos, siguió un rato. Uno de los que intentaban escapar fue apresado en Gregorio de Laferrère al 2500, a una cuadra de la planta asaltada. El detenido fue el subinspector, lo que demostraría que es mal policía y peor ladrón.
El oficial no llevaba consigo el arma reglamentaria, aunque se presume que la hizo desaparecer, arrojándola para evitar peritajes balísticos que podrían confirmar que, además del intento de robo, participó en el intento por sacar del mundo de los vivos a los que hasta ayer fueron sus colegas. La Policía Científica recorrió los techos de la fábrica, ubicada en Francisco Bilbao 2436, buscando la prueba de la infamia, pero al parecer no fue hallada la pistola reglamentaria. Los vecinos, además de dar detalles sobre el tiroteo, aprovecharon para denunciar, por “contaminación del aire”, a la firma Silkey.
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