Vie 20.07.2007

SOCIEDAD

“Este señor es la persona, no tengo ninguna duda”

El ex capellán Christian von Wernich fue reconocido por un testigo en el juicio oral en su contra. Cecilia Pando fue a la audiencia y tuvo un cruce con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

El ex capellán Christian von Wernich no quiere presenciar el juicio oral en su contra. Por eso espera todos los días en los que hay audiencia en la alcaidía de los Tribunales federales de La Plata. Pero ayer no tuvo más remedio que entrar a la sala. Fue llevado para que un testigo lo identificara. “Sí, este señor es la persona, con seguridad; no tengo ninguna duda”, dijo Luis Taub al reconocerlo como el sacerdote que iba a las celdas del centro de detención Coti Martínez, donde fue torturado.

En un cuarto intermedio, un grupo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo tuvo que soportar que la esposa del mayor retirado Rafael Mercado, Cecilia Pando, les mostrara una foto de un militar y las desafiara: “Lo mataron los subversivos”. Después de la reacción inmediata de Madres y Abuelas, la discusión se calmó por el ingreso de los jueces al recinto y la advertencia de desalojar la sala si se producía un nuevo incidente.

“En una oportunidad, estando en Puesto Vasco, vino el cura Von Wernich y me manifestó que era conveniente que hablara para que no me pegaran más, para que no me dieran más máquina (picana)”, recordó el primer testigo, Juan Destéfano, ex presidente de Racing Club de Avellaneda. Ante ese consejo del cura le respondió que “no entendía cómo un representante de la Iglesia estaba en un lugar de detención clandestina” y que no precisaba ningún comentario suyo. En relación con la responsabilidad de Von Wernich en la represión, Destéfano aseguró que “participaba de la patota de torturadores de (Roberto) Tarela, (Miguel) Etchecolatz y el correntino (Miguel Pretti).

Secuestrado en junio de 1976, Destéfano estuvo detenido en los centros clandestinos de Arana, Coti Martínez y Puesto Vasco, junto al ex ministro bonaerense de Economía Ramón Miralles; su hijo, el ex juez federal platense Julio César Miralles y el periodista Jacobo Timerman.

“Arana fue el peor sitio, un lugar terrible donde fui torturado en forma reiterada. Me preguntaban cuestiones internas de gobierno, de los funcionarios. Todos los que estuvimos allí fuimos torturados salvajemente, algunos quedaron ahí muertos y seguramente quemados con gomas”, explicó el ex presidente de Racing, que fue secretario de la Gobernación durante el mandato de Victorio Calabró, en la provincia de Buenos Aires. En ese centro de detención fue examinado por el médico de la policía Jorge Bergés, que lo revisó y les informaba a los que lo picaneaban “la fortaleza que tenía para resistir o no a las torturas”. “Dale que tiene una chapa en el corazón”, escuchó Destéfano de ese “ser despreciable, canalla y criminal”.

Durante su detención, su mujer y sus hijos eran trasladados en coche para visitarlo. En el viaje los militares les decían: “¿Cómo pueden tener un padre peronista? Ustedes tienen que odiar a ese señor que los hace sufrir”. El ex dirigente estuvo detenido ilegalmente durante un año y medio. Al ser liberado, Tarela, uno de los represores, le dijo que debía firmar las actas de lo que había “confesado” bajo torturas. “Yo te firmo lo que quieras, porque algún día voy a estar paseando y ustedes van a estar encarcelados. Si ustedes hubieran leído libros de historia, sabrían que esto no se puede hacer. Las sociedades no toleran esto, van a terminar encarcelados”, concluyó.

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