SOCIEDAD
› MONSEÑOR STORNI INVESTIGADO POR ABUSO SEXUAL DE SEMINARISTAS
Un expediente contra el arzobispo
El obispo de Santa Fe fue investigado en 1994 por el Vaticano por abuso sexual de seminaristas. En ese entonces, capeó la tormenta, pero ahora se enfrenta a una investigación judicial.
Por Pablo Feldman
Desde Rosario
Recién comenzaba el verano de 1994 cuando Rosario/12, edición rosarina de Página/12, publicó una serie de notas dando cuenta de una investigación que el Vaticano había iniciado en torno de la conducta del arzobispo de la ciudad de Santa Fe, Edgardo Gabriel Storni, denunciado por abusos sexuales a seminaristas. Entre el 21 de diciembre y la Navidad de ese año, el rostro del prelado ilustró la portada del diario y salvo contadas excepciones la prensa y la sociedad santafesina prefirieron mirar para otro lado. Pasaron ocho años y la presentación del libro Nuestra Santa Madre, de Olga Wornat, que en el capítulo titulado “El príncipe y el pastor” detalla y amplía las denuncias publicadas por Rosario/12 en el ‘94, generó una tormenta que sacudió a la opinión pública local. Que no fue sorprendida por la historia –secreto a voces en la provincia– sino por la masiva difusión que alcanzó ahora. Desde el viernes, “el caso Storni” ha dejado de ser una denuncia periodística para transformarse en un expediente: el juez Eduardo Giovanini y el fiscal José Luis Paz instruyen la causa.
“Lo que se publicó hace ocho años es básicamente lo mismo que dice el libro, sucede que el contexto es diferente, no sólo a nivel nacional sino internacional; las denuncias contra los cardenales norteamericanos y los juicios contra la Iglesia tienen apenas un año”, dijo a este cronista una fuente cercana a la Conferencia Episcopal que adelantó que “los días de Storni como obispo están contados”.
“Por Voluntad de Dios” fue el título de tapa de la edición del miércoles 21 de diciembre de 1994 de Rosario/12. La nota, firmada por Carlos del Frade, decía que “monseñor Edgardo Storni está siendo investigado por el Vaticano, a través del enviado de la Congregación de los Obispos, José María Arancibia. La investigación a cargo del obispo de Mendoza se realiza en la casa particular del arzobispo de Entre Ríos, Estanislao Karlic, en la costanera de Paraná... desde allí se contactó con 45 personas, entre ellos seminaristas, un juez de la ciudad de Santa Fe que prefirieron guardar el anonimato.” La nota circuló por despachos de Casa de Gobierno, Legislatura y Palacio de Tribunales, si bien la mayoría de los medios de la capital provincial la ignoraron, el “caso Storni” era el comentario en toda la ciudad.
El jueves 22, otra vez monseñor estaba en la portada de Rosario/12, el título fue “Me enteré por el diario” y la nota del corresponsal en Santa Fe, Juan Carlos Tizziani, recogía las declaraciones que el obispo había formulado a El Litoral: “Hasta el momento que llegó el diario a mis manos desconocía completamente que se me estuviese investigando”, le dijo a una periodista del vespertino santafesino. Esa mañana, luego de leer la nota del diario tanto en LT9 como en LT10, los periodistas Carlos Larriera y Susy Tomas recibieron anónimos con relatos sobre la conducta de Storni de parte de una de sus presuntas víctimas. Esa misma comunicación llegó también al rector de la Universidad del Litoral, Hugo Storero”.
Para la Nochebuena de 1994, Rosario/12 publicó que “la investigación que realizó el arzobispo de Mendoza, José María Arancibia, sobre la conducta personal de monseñor Storni ya está terminada, por lo que se espera que el informe esté en la Congregación para los Obispos, en el Vaticano, en los primeros días del año 95. Fuentes eclesiásticas irrefutables indicaron que se espera una actitud de parte del arzobispo santafesino, luego de haberse hecho público el proceso. La investigación, aunque centrada en la vida íntima del arzobispo, arroja consecuencias sobre el magisterio que viene realizando desde el 28 de agosto de 1984. Es de esperar que el Vaticano mantenga el silencio por varios meses. Como reveló este diario en forma exclusiva, el informe Arancibia está fundamentado en casi medio centenar de entrevistas”.
A la espera de novedades y con un campaña de “desagravio a Storni” que encabezó el entonces intendente de la ciudad, Jorge Obeid, en la que según el diario de la víspera de la Navidad de 1994 “embarcó a todos los funcionarios de su gobierno, a la bancada completa de concejales justicialistas y a sólo dos ediles de la oposición; el demoprogresista Miguel Bulrich y el radical usandizaguista Julio Tejerina”, la información sobre el caso se fue diluyendo. Hasta que el 7 de febrero de 1995, Rosario/12 tituló “La bendición del Vaticano” y contó que “el vicario general del arzobispado santafesino Hugo Capello informó que monseñor Edgardo Storni fue recibido en especial audiencia por el Santo Padre, quien le manifestó su total confianza en la persona y en la tarea pastoral del arzobispo”, era el sábado 28 de enero.
Luego de recibir el apoyo del Papa, Storni recobró los bríos y arremetió contra la ley de juegos, consiguiendo evitar la instalación de casinos, desbarató la ley de procreación responsable que ordenaba el reparto de anticonceptivos en los hospitales públicos, obtuvo el incremento de subsidios para las escuelas privadas, y digitó designaciones tanto en el Poder Judicial como en algunos ministerios provinciales.
La semana pasada, Olga Wornat presentó su trabajo en la Feria del Libro de Santa Fe. Destacó que Rosario/12 había publicado lo que ella relata en el capítulo “El príncipe y el pastor”, así llamado en alusión a Storni y a Vicente Zazpe, su antecesor. Inmediatamente la Universidad Católica levantó su stand, y muchos asistentes comenzaron a sentir vergüenza, propia y ajena. El jueves en el Senado provincial, Alberto Becani (UCR Rosario) fue el único legislador que habló en el recinto y consiguió que por unanimidad la Cámara votara su proyecto que solicitaba al procurador de la Corte Suprema, Jorge Bof, que ordenara una investigación. El viernes, el juez de la quinta nominación de la capital santafesina, Eduardo Giovanini, y el fiscal José Luis Paz, abrieron la instrucción. “La primeras diligencias apuntan a conseguir documentación”, dijo a este diario una fuente de tribunales que alertó acerca del “oficio pidiendo sus ediciones de 1994 que pronto les va a llegar”. En el archivo, esos ejemplares de Rosario/12 están un tanto ajados y amarillentos, pero se pueden leer, igual que hace 8 años.
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