Como era previsible, el fiscal general de San Isidro, Julio Novo, apartó a Diego Molina Pico de la continuación de la investigación del caso García Belsunce y colocó en su lugar al fiscal de Pilar, Gonzalo Aquino. La previsibilidad del apartamiento también era previsible que se demorara, dado lo engorroso que hubiera resultado correr al fiscal que había logrado condenar al viudo Carlos Carrascosa. Tanta previsibilidad, ajena al caso en sí mismo, se debe a que Molina Pico y Novo arrastran un viejo enfrentamiento que tuvo como escenario al caso mismo.

El apartamiento se produjo ayer y la argumentación de Novo consistió en que Molina Pico ahora es fiscal de juicio en Tigre y se decidió que la causa retornara a la fiscalía de origen, esto es, a la UFI 2 de Pilar, cuyo titular es Aquino. Desde la fiscalía general se hizo saber que se descartaba por completo la versión de que la designación de Aquino implicaba una represalia sobre Molina Pico. De todos modos, el enfrentamiento entre el ex fiscal del caso y el jefe de los fiscales de San Isidro tomó estado público durante la instrucción de la causa, en 2003. El enfrentamiento fue ventilado como una disputa por la posesión del expediente. De todos modos, Molina Pico será quien continúe con las apelaciones relacionadas con Carrascosa y su condena.

Pero la versión que cuenta con más asidero es la que sostiene que Molina Pico, después del primer tropezón en el caso (no haber ordenado la autopsia inmediata), debió contar con una fuerte apoyatura operativa, para remontar los escalones perdidos en la investigación. Y en ese tramo, el apoyo no llegó por el lado de Novo sino de Eduardo de la Cruz, el extinto procurador general bonaerense. El bypass desató la interna fiscal que trasladó sus efectos al caso. Unos dirán que en beneficio de los acusados y otros en beneficio del abonado de la acusación, Nicolás Pachelo y sus vigiladores.

Lo cierto es que la interna prosiguió en el propio escenario del juicio, desde el 20 de febrero pasado, cuando la parte acusadora fiscal (no la querellante, que se inmoló en aras defensistas) quedó representada por Molina Pico, y los tres fiscales John Broyad, Ariel Apolo y Diego Grau, instalados agregados al caso como los tres nuevos de Novo.

Aquino será quien investigue si tal como denunció durante el juicio Molina Pico, la hermanastra de la víctima, Irene Hurtig, y su marido Guillermo Bártoli fueron coautores del asesinato. También si el fiscal de Casación Juan Romero Victorica participó en el encubrimiento del crimen de María Marta ocultándole información a Molina Pico el día del velorio.

Para no iniciar su tarea con nudos, Aquino dio a sus superiores más recursos para investigar la voluminosa causa García Belsunce, ya que sólo cuenta con tres empleados y su secretaria está de licencia médica. Entretanto, del lado de Pachelo, su abogado Roberto Ribas dijo que le “hubiera gustado que siguiera Molina Pico”. Del lado de la defensa, el tono era más cercano al festejo.