SOCIEDAD › CUATRO MUERTOS Y MAS DE 5000 VIVIENDAS DESTRUIDAS
El huracán hizo estragos en un poblado pobre de Nicaragua y se dirige a Honduras. Ortega decretó el “estado de desastre” en la zona afectada. Otro fenómeno similar sacudió el oeste de México.
El huracán Félix entró por la zona más pobre de Nicaragua a 260 kilómetros por hora y dejó un saldo de al menos cuatro muertos, entre ellos una niña recién nacida, 38.000 damnificados, más de 5000 viviendas destruidas y un desaparecido. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, declaró “estado de desastre” en la zona afectada por Félix. En su avance hacia Honduras, el huracán iba bajando su intensidad desde la máxima de cinco hasta la tres. Pero Honduras no bajó la guardia y mantuvo el alerta roja.
En Puerto Cabezas, tierra de turistas extranjeros, epidemias y hambrunas, el Félix dejó un rastro de muerte y cientos de casas sin techo. No fue el único fenómeno que azotó la zona: el Henriete, otro huracán que sopló con menor fuerza, a unos 120 kilómetros por hora, azotó el estado mexicano de Baja California y dejó al menos 21.000 personas sin luz y agua.
“Puerto Cabezas está destruida, hay viviendas, iglesias, árboles y postes de energía eléctrica caídos por todas partes, no hay luz, ni agua, la gente perdió lo poco que tenía”, dijo Reinaldo Francis, gobernador de la Región Autónoma del Atlántico Norte. Según Defensa Civil, cerca del 90 por ciento de la infraestructura de Puerto Cabezas quedó destruida y se reportan enormes daños materiales en comunidades costeras de Sandy Bay y Bismona, donde las autoridades intentarían llegar en cuanto disminuya la intensidad de la tormenta.
Para el presidente Daniel Ortega, “la situación es grave, gracias a Dios el número de víctimas no tuvo las magnitudes que se presentaron cuando el huracán Mitch” en 1998, que dejó cerca de 3000 muertos. La ministra de salud, Maritza Cuan, precisó que una niña falleció poco después de nacer, en una vivienda de Puerto Cabezas –la zona más golpeada por el huracán– debido a que su madre se negó a salir de su casa y recibir asistencia médica en un refugio.
Las otras víctimas son tres hombres, uno de los cuales es un indígena que se negó a evacuar y que fue aplastado por su vivienda; otro falleció al caer de un techo que reparaba, como consecuencia de las heridas causadas por una chapa de zinc. La cuarta víctima es un indígena miskito de la comunidad costera de Sandy Bay cuyo cuerpo apareció flotando en aguas del mar Caribe.
El estado de desastre decretado por el presidente Ortega implica disponer de todos los recursos del Estado para “garantizar la atención” de la población afectada, principalmente en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), que recibió el mayor impacto de los fuertes vientos de Félix. Ortega llamó a los gobiernos municipales y regionales a mantener activados los comités, para garantizar una adecuada atención a las personas en los albergues temporales. También orientó al Sistema Nacional de Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred) y a la Defensa Civil a asegurar las tareas de salvamento, búsqueda y rescate de personas afectadas.
Desafiando las órdenes de evacuación, muchos habitantes de esta zona prefirieron resguardarse en frágiles viviendas de madera, que fueron arrasadas por el enorme ciclón. El huracán impactó acompañado de fortísimas lluvias y vientos que llegaron hasta los 260 kilómetros por hora. En esas empobrecidas tierras, unos 500 kilómetros al noreste de la capital, viven cerca de 200.000 nicaragüenses en condiciones de extrema pobreza.
Además de las cuatro víctimas fatales –según los primeros datos–, unas 38.000 personas resultaron damnificadas: perdieron viviendas, enseres, cultivos y ganado, entre otros bienes. Ortega manifestó que “es responsabilidad nuestra declarar el estado de desastre” y dio seguridad a las familias damnificadas que perdieron sus viviendas en forma total o parcial, que les serán reconstruidas “mejor que las que tenían”. En lo inmediato se va a garantizar alimentos, suministro de agua y restablecimiento de la energía y comunicaciones telefónicas, prometió. Ortega dijo además que dará asistencia a las familias que sufrieron pérdidas de ganado, cerdos, aves de corral y cosechas de arroz.
En Honduras, tanto la capital como media docena de departamentos se mantenían en alerta roja. En Tegucigalpa, la población se lanzó sobre tiendas y supermercados para abastecerse de comida, agua y combustibles, por temor a que las crecidas de ríos corten las carreteras de acceso y que la ciudad se quede desabastecida por días.
En la costa oeste de México, unas 21.000 personas quedaron sin luz y agua por los efectos del huracán Henriete a su paso por el estado mexicano de Baja California. Henriete, que entró a ese estado sobre el mediodía con categoría 1 de 5, afectó a cuatro localidades, incluida la capital estatal, La Paz, y la zona turística de La Rivera.
Las previsiones de las autoridades estatales indicaban que posiblemente Henriete baje a tormenta tropical en las próximas horas. Henriette ocasionó la muerte de siete personas el fin de semana pasado en el sur y el sureste de la costa del Pacífico de México como consecuencia de aludes de rocas y lodo registrados por las lluvias.
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