SOCIEDAD › DICEN QUE MADELAINE RECIBIA HABITUALMENTE PASTILLAS PARA DORMIR
Un análisis realizado por forenses ingleses detectó que la niña era “sedada regularmente”. Esa afirmación abonaría la hipótesis de que Maddie murió por una “sobredosis de psicofármacos”. Un juez de Portugal autorizó a que los padres sean interrogados por la policía inglesa a través de un cuestionario.
Como una muñequita en llamas, la responsabilidad por la desaparición de la niña Madeleine McCann salta de unas manos a otras que se niegan a aferrarla. Ayer, la aguja de las acusaciones apuntó contra los padres, pero también contra la policía portuguesa. Con respecto al matrimonio McCann –ambos médicos–, un informe forense sostendría que la nena, de cuatro años, recibía habitualmente sedantes, lo cual abonaría la hipótesis de una muerte por sobredosis. Respecto de la policía portuguesa, el oficial a cargo de las investigaciones fue acusado de haber encubierto a otros policías que torturaron a la madre de una niña desaparecida para hacerle decir que la había matado. Un magistrado portugués, aceptando un pedido de los McCann, dispuso que, para su próximo interrogatorio, la policía de ese país envíe un cuestionario a la policía británica, que citará al matrimonio esta semana. Por otra parte, los abogados del matrimonio McCann refutan la teoría del “olor de la muerte” –según la cual perros entrenados habrían detectado rastros del cadáver de la niña en un auto alquilado por los padres–: dijeron que esa metodología de investigación fue desestimada, en otro caso, por un juez norteamericano.
Según el diario británico The Times, el Servicio de Ciencia Forense de Birmingham, mediante el análisis de un pelo perteneciente a la niña Madeleine McCann, detectó “que la menor era sedada regularmente”, y el parisino France Soir sostuvo que la niña “pudo haber muerto por una sobredosis de psicofármacos”. Gerry McCann, padre de la nena, contestó que la acusación era “ridícula”.
Por otra parte, los abogados de los McCann destacaron que, en Estados Unidos, un juez desestimó el “olor de la muerte”, detectado por un perro entrenado, como evidencia en un caso criminal. Según versiones difundidas en Portugal, un perro de la policía había registrado ese olor –que señalaría el contacto con un cadáver– en diversos objetos, incluyendo ropas de la madre, el muñeco favorito de la niña y el auto que los padres habían alquilado 25 días después de su desaparición. Sin embargo, en Estados Unidos, el juez Patrick Fiedler decidió –en el sonado caso contra Eugenio Zapata, acusado de haber asesinado a su esposa– que el jurado no debe tomar en cuenta una evidencia similar, por cuanto la defensa de Zapata mostró que perros con ese entrenamiento se equivocaban la mayoría de las veces.
Asimismo, el juez Pedro Daniel dos Anjos Frias rechazó el pedido policial para que Kate y Gerry McCann volvieran a Portugal a ser interrogados. En cambio, dispuso que se enviara un cuestionario a la policía de Leicester, donde residen los McCann, para que los investigadores británicos efectúen las preguntas. El cuestionario incluiría cuarenta puntos.
Madeleine McCann había desaparecido el 3 de mayo del departamento donde su familia pasaba las vacaciones en Praia da Luz, Portugal; la niña dormía junto a sus dos hermanos menores mientras los padres cenaban con amigos en un restaurante próximo. La investigación de la policía portuguesa dio un giro espectacular hace diez días, cuando la policía de Portugal los consideró “sospechosos”, por lo menos de haber ocultado el cadáver.
Por otra parte, el inspector Gonçalo Amaral –oficial de la Policía Judicial a cargo del caso– comparecería el mes próximo ante una audiencia criminal: la acusación sería la de ocultar evidencia de que otros tres oficiales de policía torturaron a una detenida llamada Leonor Cipriano, a fin de hacerla confesar que había asesinado a su hija, Joana Cipriano, hace tres años. La mujer cumple una condena de 16 años por esa confesión, de la que después se retractó. La versión, fechada en Portugal, fue dada a conocer por medios de habla inglesa. Amaral y los tres oficiales son acusados también de fabricar y amañar evidencia sobre el caso.
El caso Madeleine ha generado una inusitada movilización de la prensa. En Portugal, la mayoría de los medios se inclinó hacia la tesis de que, aunque la niña haya muerto accidentalmente, los padres intentaron encubrir el hecho y pudieron hacer desaparecer el cadáver. Los medios británicos han tendido a suponer que las acusaciones de la policía portuguesa procuran disimular los errores y deficiencias de la investigación.
Los McCann, desde el principio, estuvieron muy atentos a la prensa, a la cual recurrieron para denunciar la desaparición de la niña. En julio contrataron a una portavoz, Justine McGuinness, quien renunció hace unos días. En su reemplazo, el matrimonio designó a Clarence Mitchell, ex periodista de la BBC. Estas contrataciones no son baratas, como tampoco lo son los servicios del abogado Michael Caplan –ex defensor del dictador chileno Augusto Pinochet–, quien los representa desde que la policía portuguesa los acusó. Ayer el multimillonario británico Sir Richard Branson anunció una donación de cien mil libras esterlinas (doscientos mil dólares) para la defensa legal de los McCann. El matrimonio había asegurado que no utilizaría a tales fines ni un centavo de los dos millones de dólares reunidos por el fondo que impulsaron para financiar la búsqueda de Madeleine.
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