Dom 25.08.2002

SOCIEDAD

A Diego lo secuestró una vecina y amiga de la infancia de su madre

En San Pedro quedaron horrorizados: la secuestradora del chico de 12 años era una mujer de 50 años amiga de la familia, que lo tuvo prisionero en su casa y se hizo pasar por otra víctima. El cómplice era su novio, de 38 años, que dijo que la ayudó “por amor”. Hay otros cuatro detenidos.

› Por Carlos Rodríguez

Los pobladores de San Pedro están viviendo un caso que los marcará para siempre: la gestora y principal responsable del secuestro de Diego Bernardotti, de 12 años, fue una muy seductora mujer de 50 años que era amiga de la infancia de la madre y que retuvo al chico en su casa particular, simulando ella misma ser la víctima de otro rapto similar. “Lo hice porque estoy enamorado”, declaró a la policía Oscar Branchini, de 38 años, conocido como “Maradona”, con quien compartía cama y andanzas Mercedes Fucci, la mujer señalada como cerebro de una organización que aunque tuvo vuelo corto, va a quedar en los anales de la historia del crimen por haber roto los códigos de una ciudad tranquila. La precariedad de medios de los improvisados Bonnie y Clyde queda de relieve con sólo describir el auto en el que se movilizaban: un Renault 6 modelo 1972, abollado por los choques y alimentado a gasoil con un bidón de plástico, boca abajo, que reemplazaba al tradicional tanque de combustible.
Ayer, en varios y espectaculares procedimientos, fueron detenidas otras cuatro personas, algunas de ellas con antecedentes penales, pero había versiones encontradas sobre si formaban o no parte de la gavilla. La información policial dejaba traslucir un claro contrapunto entre la comisaría de San Pedro, al mando del subcomisario Guillermo Bustos, la Departamental de San Nicolás, a cargo del comisario José Aurelio Ferrari, y el jefe del Grupo Antisecuestros, comisario Angel Casafús. Anoche, además de la pareja, seguían presos Marcelo “Chelo” Branchini, hermano de Oscar, y Julio Ulloa, de 19 años, quienes podrían haber tenido alguna participación. La policía recuperó los 21.000 pesos de rescate que había pagado la familia y el caso está “totalmente esclarecido”. En este punto fue absoluta la coincidencia de las distintas fuentes policiales.
“Yo le decía que no me dejaran solo porque tenía miedo”, confesó ayer ante las cámaras de TV Diego Bernardotti, quien no pudo sustraerse de la presión mediática sobre la familia. El chico, que hasta llegó a sonreír en algunos momentos de la conmovedora “conferencia de prensa”, admitió que tuvo miedo de “no volver a ver” a sus padres y que la mujer que lo custodiaba le impidió hablar por teléfono con su mamá. “La señora me decía que no tenían teléfono” y una vez que insistió mucho, le respondió en forma tajante: “Callate y no te muevas porque te pego”.
Diego recordó también el momento del secuestro, el jueves por la mañana, cuando iban caminando hacia la escuela Nº 6 Alfonsina Storni, a seis cuadras de su casa: “Un señor me agarró y me tapó la boca. Me metió dentro de un auto, me vendó y me metió en un lugar que no sé cuál es”. Según los investigadores, Diego estuvo todo el tiempo en una pequeña habitación de la casa ubicada en Honorio Pueyrredón 2015 de San Pedro, donde vive Mercedes Fucci, promotora de la AFJP Consolidar y del Banco Francés. Una mujer que hasta ahora era “una amiga íntima” de los Bernardotti, según confirmaron Clide Irene Pascual y Juan Carlos, los padres de Diego.
“No puedo creerlo, era una amiga mía de muchos años, de toda la vida. Yo estoy helada y es lo mismo que sintieron todos cuando se fueron enterando de lo que pasó”, sostuvo la mamá de Diego. Por sus actividades y por la relación con la familia, Fucci se había enterado de que un familiar de Diego tenía 150.000 dólares fuera del corralito. Por eso planificó el secuestro y por eso el pedido inicial fue un rescate de 40.000 dólares en efectivo. De todos modos, la información era incompleta, dado que buena parte de esa suma ya había sido invertida en la compra de tierras. La única sonrisa franca de Diego se produjo cuando rememoró el momento de la liberación: “La abracé a mi mamá porque obviamente yo la extrañaba”.
Unos 20.000 pesos del rescate estaban escondidos en el taparrollo de una persiana, en la casa de Fucci. El dinero estaba envuelto con los mismos cartones con los que la madre de Diego había preparado el paquete, siguiendo instrucciones de los secuestradores. Otros 940 pesos estaban en el bolsillo del pantalón de Oscar Branchini, alias “Maradona”, el amante de Mercedes, un hombre que tenía fama de buen trabajador. Primero habíatenido un comercio dedicado al reparto de gas y en los últimos tiempos la malaria general lo había convertido en un vendedor de leña que él mismo lograba talando árboles frutales, una tarea constante en una ciudad donde la fruticultura es la principal actividad.
La inexperiencia de Branchini en el delito fue la pieza clave para la resolución del caso. En la noche del jueves lo habían filmado cuando hizo una de las llamadas telefónicas a la familia. Como la improvisada banda carecía de teléfonos fijos o celulares, recurrían a los teléfonos públicos, pero en lugar de cambiar, lo hicieron casi siempre desde el mismo lugar. Cuando se reprodujo el video en un canal de cable local para comparar los gestos con la voz de la grabación de la llamada recibida por la madre de Diego, un empleado les dijo a los policías que conocía al hombre que aparecía en las imágenes.
A partir de ese dato, se desplegaron agentes encubiertos en la zona donde vivía Branchini. La policía también detuvo a Marcelo “Chelo” Branchini porque en su casa se encontró el bolso blanco que la madre de Diego había visto en la mano del delincuente encapuchado que había recibido los 21 mil pesos del rescate. La policía local dudada de que “Chelo” y Ulloa hayan participado en el secuestro de Diego. El chico recordó que lo liberaron en un camino de tierra cercano a la casa de una tía y que recién en ese momento lo desataron y le dijeron: “Cuando arranque el auto, te sacás la venda y salís corriendo”.
Mercedes Fucci lo había obligado a permanecer atado de pies y manos, amordazado y con una venda en los ojos. En algunos momentos, la mujer cambiaba la voz y hasta el acento. Decía que era una mujer que estaba también secuestrada en la misma pieza y en poder de unos secuestradores. La policía confirmó que Diego fue sedado con pastillas y que también le aplicaron una inyección. “Todo lo hizo la mujer, que fue el verdadero cerebro del secuestro extorsivo”, dijo a este diario una fuente de la comisaría local. Anoche, “Maradona”, vencido por la evidencia, justificaba su ingreso “por amor” al mundo del delito. “Repetía que estaba enamorado y que había hecho todo lo que le pidieron. Es posible que exagere un poco, pero hay que reconocer que la mujer es muy seductora, muy atractiva”, comentó un investigador que trató de ser bien convincente.

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