Una audiencia de divorcio que se celebraba en el tribunal de Justicia de Reggio Emilia, ciudad del norte de Italia, terminó ayer en un tiroteo que costó la vida a tres personas. El ciudadano albanés Klirim Fejizo, de 40 años, que comparecía ante el juez para pedir la separación de su mujer, abrió fuego y mató a su esposa, a su cuñado y a una tercera persona e hirió a varias más antes de ser abatido por la policía, cuya intervención inmediata impidió que la tragedia fuese aún mayor.

Según la primera reconstrucción de los hechos, Fejizo esperó en el tribunal la llegada de su mujer y sus hijas. Iba acompañado por su abogado y por su cuñado, Arjan Demcolli. Según testigos, habló con ellos y parecía tranquilo. Su esposa, Vjiosa Demcolli, de 37 años, llegó pocos minutos después de las once. Nada hacía suponer que en pocos minutos se iba a producir una matanza. Fejizo estaba “evidentemente irritado porque la mujer se había ido de casa”, dijo el jefe de policía Gennaro Gallo. Por esta razón, extrajo la pistola que llevaba y disparó primero a la abogada de la mujer, Giovanna Fava, que resultó herida en un hombro, luego apuntó hacia su mujer y volvió a disparar.

Una vez que acabó con su esposa, el homicida abrió fuego contra su cuñado cuando intentaba desarmarlo y luego empezó a disparar indiscriminadamente e hirió a tres personas, entre ellas dos policías. Treinta balas dejó esparcidas por el suelo antes de intentar huir, cosa que no logró porque cayó por los disparos de un policía en la puerta del tribunal.

La tragedia se produjo ante los ojos de las dos hijas de la pareja, de 12 y 16 años. Vjosa Demcolli fue trasladada con urgencia al hospital, donde poco después falleció. Ayer todavía no estaba claro cómo introdujo el agresor el arma dentro del tribunal. El ministro de Justicia, Clemente Mastella, anunció una investigación para determinar las responsabilidades al respecto. El juez Luca Guerzoni declaró que en 2001 se preparó un plan para dotar al tribunal de cámaras de circuito cerrado y un detector de metales. Sin embargo, esos trabajos nunca fueron llevados a cabo.

Ayer por la tarde fueron llamados a declarar los testigos de la matanza, entre ellos el abogado de Fejizo, Galileo Conti, quien aseguró al diario La Repubblica que no podía imaginar una reacción semejante por parte de su cliente. “Mi cliente estaba muy tranquilo, hablamos y me dijo que estaba dispuesto a ceder a su esposa la custodia de las hijas”, aseguró Conti, quien se mostró profundamente traumatizado, porque Fejizo “apuntó el arma hacia todo el mundo, también hacia mí”, dijo. Según el diario local Il Resto del Carlino, hace algunos meses Vjosa Demcolli se había trasladado a la Casa delle Donne, un centro de ayuda en la ciudad para mujeres maltratadas. La mujer se había ido de su casa, pero no quería conceder el divorcio al marido. La relación entre la pareja se había deteriorado ulteriormente tras una denuncia de la esposa contra el marido que había ido a buscar una de las hijas a la escuela “sin permiso”.

* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.