El gobierno porteño inauguró el tramo que va de Caseros a Once. Es la primera línea nueva en 63 años. Los festejos tuvieron como contrapartida la polémica por la seguridad de los trenes.
Los trenes del subte H empezaron a rodar ayer en medio de los festejos por la inauguración en la ciudad de la primera línea después de 63 años, pero también con el telón de fondo de una polémica sobre las seguridad de los vagones puestos en funcionamiento. Mientras el cuerpo de delegados denuncia que los usuarios corren serios riesgos, la empresa y el gobierno porteño sostienen que todo está en orden. Y esgrimen para demostrarlo una resolución judicial que avala esa postura. Lo cierto es que los vecinos de la zona sur ya pueden viajar hacia el norte en forma transversal. Hasta el domingo, incluso, lo pueden hacer de manera gratuita.
Una formación de cuatro vagones amarillos, el color que identificará a esta línea, partió poco antes del mediodía desde la estación Caseros, en el barrio de Parque Patricios, hasta la zona porteña de Once, y recorrió un tramo de 3,5 kilómetros bajo la avenida Jujuy. Luego de la inauguración, la flamante línea permaneció interrumpida hasta las 14, cuando retomó su servicio. Aunque en ese momento se difundió la versión de que un juez había parado el recorrido, el gobierno sostuvo que se trató del horario anteriormente previsto para el inicio efectivo. En ese lapso, afirmó una fuente del Ejecutivo, se desmontó el palco y se hizo limpieza tras el acto.
La línea H recorre sólo cinco estaciones, aunque está previsto que en el futuro abarque casi 12 kilómetros, desde el barrio de Pompeya hasta la zona porteña de Retiro, con vías bajo las avenidas Sáenz, Caseros, Jujuy, Pueyrredón, Del Libertador y de la calle Almafuerte. El nuevo ramal fue declarado por el gobierno porteño “Paseo del Tango”, por lo que en cada estación se ve el trabajo de artistas que homenajearon a músicos de ese género.
En la estación Caseros, el homenajeado es Julio De Caro, con obras de Hermenegildo Sábat, y en Inclán, la siguiente estación, la homenajeada es Azucena Maizani, con obras de Alfredo Sábat, mientras que la imagen de Francisco Canaro, en la obra de Oscar Grillo, se aprecia en la estación Humberto I. En la estación Venezuela se puede ver un homenaje a Osvaldo Fresedo, con obras de Carlos Nine, y en la estación Once se homenajea a Aníbal Troilo, también con dibujos de Sábat.
La línea H se conectará con la A (Primera Junta-Avenida de Mayo) en la estación Once y con la E (Bolívar-Plaza de los Virreyes), en la estación Humberto I, y será administrada por Metrovías, al igual que el resto de las cinco líneas, en las que viajan un millón de personas por día.
El jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman; el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, y el ministro de Obras Públicas porteño, Juan Pablo Schiavi, entre otros funcionarios, estuvieron presentes en la inauguración, a la que todos coincidieron en calificar de “histórica”.
Pero la cara sonriente de todos para la foto llegó después de un trajín judicial que tuvo a maltraer a varios funcionarios. Por un amparo judicial presentado por quien hasta el mes pasado fue director de Subterráneos de Buenos Aires, Alejandro Franco, el gobierno porteño y la Comisión Nacional de Regulación de Transporte debieron llevarle al juez una serie de documentación que acreditara la seguridad del material rodante que inaugurarían un par de horas más tarde. Franco sostuvo que los vagones no estaban en condiciones. Tras recibir la información del Ejecutivo porteño y la CNRT, el magistrado resolvió que los vagones son “aptos”.
Los cuestionamientos al estado de las formaciones también llegaron del cuerpo de delegados de Metrovías, la empresa que operará por ahora la nueva línea. Alberto Pianelli, de la línea E, sostuvo que se trata de vagones “con más de 70 años, que encima no estaban en circulación desde hace años”. “No hay garantía de seguridad por su estado actual –advirtió–, pero todo empeorará con el tiempo, porque en el tramo inaugurado de la H no hay talleres. Sólo hay cocheras para guardar las formaciones, así que no hay forma de mantener adecuadamente el material. Y no se los puede llevar a otro taller porque no hay conexión con otras vías ni ningún tipo de salida.”
Metrovías respondió que “estos coches forman parte del actual patrimonio de la concesión y se encuentran dentro del Programa Integral de Mantenimiento del Material Rodante aprobado por la Secretaría de Transporte de la Nación y controlado periódicamente por la CNRT”. “Cabe recordar que durante 2007 Metrovías ha invertido 120 millones de pesos en el financiamiento de este programa”, señaló.
La empresa, en sintonía con el gobierno porteño, destacó que “ratifica que es seguro viajar en las seis líneas de subte que están bajo su concesión y reafirma su compromiso de prestar un servicio bajo estrictas pautas de mantenimiento y estándares de calidad”.
La polémica sigue abierta. De lo que no hay dudas es de que desde ayer la ciudad tiene una nueva línea de subte.
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