Vie 18.01.2002

SOCIEDAD  › FUERTE AUMENTO DE LAS EMERGENCIAS: DESMAYOS, DESCOMPOSTURAS, INFARTOS

Cuando la crisis pega en el cuerpo

El SAME no para de atender casos de desmayos y “excitación psicomotriz” en la ciudad. En las guardias de hospitales y clínicas advierten que aumentan las consultas por dolores de pecho, descomposturas y también infartos. Hay un mayor pedido de ansiolíticos.

› Por Mariana Carbajal

El jueves 10, una mujer sufrió una lipotimia en la sucursal del Citibank del barrio de Flores. Un crédito de 10.000 dólares recién otorgado le había quedado atrapado en el corralón: no podía disponer del dinero, pero tenía que pagar las cuotas del préstamo. ¡Socorro!!!!!!! Un día antes, un hombre intentó suicidarse en la oficina porteña de Rentas porque hacía unos cuatro meses que no podía completar allí un trámite para cobrar el seguro del auto y se le vencía el plazo para recuperar la plata, y venía del Banco Ciudad donde no había podido extraer fondos. ¡Socorro!!!!!!! El del banco y el de Rentas fueron dos de los tantos auxilios en los que intervino el SAME en el último mes vinculados con la crisis financiera. Cada día el servicio de emergencias de la ciudad está asistiendo a medio centenar de personas con cuadros depresivos, desmayos y excitación psicomotriz (léase, enojadas al borde del ataque de nervios) derivados, de una u otra forma, del corralito bancario. Las consultas en las guardias y los pedidos de ambulancias por dolores en el pecho, palpitaciones, trastornos grastrointestinales e insomnio aumentaron entre un 15 y un 20 por ciento en lo que va de enero, de acuerdo con un relevamiento realizado por Página/12 en hospitales y servicios de urgencias de la ciudad.
Las restricciones bancarias no sólo están haciendo estragos en los bolsillos de los ahorristas. También en la salud. “Hay una tendencia de aumento de los eventos coronarios agudos, de los cuales el más común es el infarto de miocardio”, reveló el médico y profesor universitario Jorge Lerman, jefe de Cardiología del Hospital de Clínicas.
“La combinación de cola de banco, dos o tres horas de espera al rayo del sol y crisis nerviosa se ha convertido en un cóctel riesgoso y esto hace que estemos viendo cuadros que antes eran inexistentes, especialmente en esta época del año”, describió Marcelo Muro, director general del SAME. Gente que se descompone en la cola de los bancos o que se descontrola por el enojo y los nervios y quiere trompear a un cajero; personas angustiadas, deprimidas, con dolor de cabeza o de estómago, son los nuevos pacientes del SAME. “Son respuestas lógicas del cuerpo ante esta situación”, evaluó Muro. Las 75 ambulancias del SAME están trabajando sin pausa. “Estamos en la calle prácticamente todo el tiempo”, destacó el directivo.
Jorge Ormedilla es uno de los supervisores de calle del servicio de emergencias porteño. “Notamos una angustia generalizada que se expresa en lipotimias y excitación psicomotriz en personas que no tenían una patología anterior”, señaló a Página/12. La semana anterior, cuando se conoció la ampliación del corralito le tocó socorrer a una mujer, de unos 47 años, en la sucursal del barrio de Flores del Citibank, que se había desmayado. Fue el jueves 10. Ese día, se publicó el alcance del corralón. Y ella fue una de las perjudicadas: había solicitado un crédito de 10.000 dólares en noviembre y se lo acababan de otorgar. El dinero se lo colocaron en una caja de ahorro que por las medidas dictadas por el ministro Remes Lenicov se convirtió en un plazo fijo. No puede sacar los dólares y tiene que pagar la cuota del crédito.
Un día antes, el miércoles 9, a Ormedilla tuvo que intervenir en un intento de suicidio. Un muchacho, de 30 años, con una cardiopatía, amenazó con lanzarse al vacío desde el segundo piso del edificio de la Dirección General de Rentas, en Viamonte y Suipacha. Se le vencía el plazo para cobrar el seguro del auto que le habían robado. Hacía varios meses que tramitaba el libredeuda del vehículo y cuando lo obtuvo le apareció una multa de una infracción que él no había cometido –era de 1994 y él había comprado el vehículo en 1998– y pretendía que se la eliminen porque en caso contrario perdería el dinero de su coche. A esa situación de tensión, sumaba que ese mismo día, más temprano, había malgastado varias horas en el Banco Ciudad sin poder extraer dinero de una de sus cuentas. “Amenazaba con que se iba a tirar. Finalmente, entre todos lo contuvimos y en Rentasle solucionaron el problema”, recordó Ormedilla. Trabaja en el SAME desde 1994. “Vimos estos cuadros cuando fue el famoso apagón de Edesur del ‘99, pero no con esta magnitud. En aquel momento, la afectada era gente mayor que estaba atrapada en pisos superiores y por falta de electricidad no podía bajar. Ahora, en cambio, los pedidos de auxilio son para gente de todas las edades y provienen de manera uniforme de toda la ciudad”, indicó.
En Emergencias SA y en las otras tres empresas de urgencias de IHSA tuvieron en las últimas semanas un aumento inesperado del 15 por ciento de pedidos de auxilio y de visitas domiciliarias en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, señaló Carlos Chiarelly, director médico del grupo. “En el verano suele bajar, pero desde la caída de De la Rúa y la asunción de Rodríguez Saá hasta la semana pasada aumentaron las llamadas con una particularidad: las personas que llaman suele tener una percepción de gravedad mayor de la que en realidad tiene su cuadro y terminan con diagnósticos banales”, explicó Chiarelly.
En la guardia de la Clínica Suizo Argentina tienen un 20 por ciento más de consultas de lo que podría esperarse para enero, de personas con patologías que podrían atribuirse al “corralito”, como trastornos gastrointestinales y dolor de pecho. “Además, es evidente que la gente está con un mal humor fenomenal, aunque se la atienda bien, protesta y se queja”, describió Jorge Falcón, director asistencial del centro de salud privado. La semana pasada atendieron en la guardia a un hombre que llegó con dolor de pecho. Cuando le preguntaron si había sufrido alguna situación que le pudiera haber provocado nervios, el origen del cuadro clínico se esclareció: como la mujer del Citi de Flores, le acababan de otorgar un crédito en dólares en el Banco Itaú que le quedó atrapado en el “corralón”.
En la guardia del Hospital Alemán el panorama es similar. Además, han aumentado los pedidos de recetas para ansiolíticos de gente que padece insomnio y no puede dormir, contó el médico Hernán Galimberti.
Jorge Lerman es jefe de Cardiología del Clínicas. En su consultorio privado y en el hospital también está observando consecuencias de la crisis. Pacientes hipertensos tratados crónicamente con remedios que se descompensan. “Por la enorme tensión emocional, las dosis de medicamentos no les alcanzan. O se les tiene que aumentar las dosis, o cambiar de drogas o de combinaciones de drogas”, señaló a Página/12. También está viendo entre sus pacientes un aumento del tabaquismo “como válvula de escape por el estrés emocional”.
Un incremento similar de cuadros y consultas se está dando en la Fundación Favaloro y en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires.
–¿Qué recomendaciones puede dar para prevenir problemas cardíacos? –le preguntó este diario a Lerman, del Clínicas.
–Habría que preguntarle al ministro de Economía. Esta situación es totalmente inédita. Esta crisis no la pasamos nunca. Los cardiólogos sabemos dar recomendaciones para prevenir infartos en condiciones normales, no en ésta –respondió, con cierta ironía y mucho realismo.

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