La marcha gay tomó la Avenida de Mayo, con abucheos y con premios, y con el repetido reclamo de que se eliminen los decretos contravencionales que le dan poder a la policía para hostigarlos. El evento fue alegre y sin incidentes.
Una multitud que superó en las cifras las de años anteriores participó ayer de la XVI Marcha del Orgullo Gay, que finalizó con un acto frente al Congreso en el que hubo abucheos y reconocimientos. La estrella, entre los reprobados, fue el cardenal Jorge Bergoglio, que se llevó el premio al “homo-lesbo-trans-fóbico” del año, por la postura de la Iglesia Católica frente a la homosexualidad. Entre los aplaudidos se destacaron el artista plástico León Ferrari, por poner “el arte al servicio de un cambio en la cultura” de los argentinos y el diario Página/12, en la persona del editor de la sección Sociedad, Andrés Osojnik. En este caso, la aprobación fue por poner las páginas del matutino “a disposición de la comunidad homosexual, lésbica, travesti y transexual para poder expresar nuestros reclamos y ayudar a producir un cambio” de mentalidad en la sociedad.
Como todos los años, la concentración comenzó desde las primeras horas de la tarde en la Plaza de Mayo. En esta ocasión, la marcha se hizo para reclamar “la eliminación de los códigos contravencionales que prohíben el travestismo, una ley de Identidad de Género y la legalización del matrimonio homosexual en todo el país”. Ese fue el lema elegido por los organizadores, la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) y Lesbianas Gays Bisexuales y Trans (LGBT), entre otras entidades. Uno de los pedidos es por la derogación de los códigos de faltas represivos que se mantienen vigentes en las provincias de La Rioja, Santa Cruz, Catamarca, Neuquén, Formosa, Mendoza, San Juan, Buenos Aires, Santa Fe y Santiago del Estero. Diego Trelotola, de la CHA, precisó que lo que se busca es “derogar los edictos policiales por los cuales se persigue a las personas por su identidad sexual”. Sobre el tema se pronunció María José Lubertino, titular del Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi), quien recordó que en las provincias citadas “todavía hay códigos de convivencia y edictos policiales discriminatorios, lo que se convierten en situaciones de represión y hasta de muerte”.
Como todos los años, la marcha gay tuvo baile, música y vestidos de fiesta. “Yo soy travesti, me dicen La Polaca, y cuando estoy así vestida, el mundo se rinde a mis pies.” Desde Salta llegó a la Capital Federal para “apoyar una lucha por la identidad sexual que es muy difícil para todas, sobre todo en algunas provincias donde estamos mucho más expuestas que en las grandes urbes”. A su lado, vestida de bandera argentina y con un escudo de su provincia natal, La Rioja, Lorena Gacitua dijo lo suyo: “Estoy así vestida porque soy ciento por ciento argentina y porque quiero que me reconozcan por lo que soy”.
Varios grupos musicales, entre ellos la Lesbian Banda y el grupo Kimbar de Parque Centenario, le pusieron música y batucada a la marcha, que tardó más de un par de horas en llegar al escenario levantado frente al Congreso. “Esta es una gran convocatoria, quizá la más importante hasta hoy, donde el reclamo principal es la sanción de una ley de matrimonio para personas del mismo sexo”, insistió María Rachid, de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales.
Sobre el escenario en el Congreso, el primer abucheado de la noche fue el cardenal Jorge Bergoglio, a quien también criticaron por la política de silencio de la Iglesia a la hora de condenar crímenes como los cometidos, en la dictadura militar, por el sacerdote Christian von Wernich, condenado a cadena perpetua por la Justicia, o en democracia por “los curas que cometen abusos sexuales contra menores”. También fueron abucheados los mandatarios de las diez provincias que mantienen en pie leyes represivas contra la homosexualidad y a los legisladores y legisladoras porteñas que “desde la tragedia de Cromañón se han dedicado a dictar leyes que han criminalizado las manifestaciones públicas de protesta”.
Luego hubo aprobación general, entre los miles de asistentes, para León Ferrari, por su obra, para Página/12 por la difusión de artículos sobre los derechos de los homosexuales y travestis, y a los creativos que hicieron una serie de cortos publicitarios del Banco de la Provincia de Buenos Aires en los cuales se defendieron “los derechos de las personas diferentes”. Entre las manifestantes se destacaba una travesti llamada Pamela, vestida con un traje de diabla alada que despertaba el interés de fotógrafos y camarógrafos. “Es un poco de aire para mí. Yo vivo en San Nicolás de los Arroyos, en la provincia de Buenos Aires, y en ese lugar está todo mal con nosotras. No tenemos posibilidad de expresarnos.”
Como todos los años, hubo camiones y carruajes llenos de personas semidesnudas, bailando al ritmo de la música disco. En el cierre se hicieron algunas críticas al gobierno porteño que se está yendo, porque “por primera vez en 16 años obstaculizó el encuentro, al no facilitar sonido, escenarios y luces que siempre habían aportado”.
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