Vie 23.11.2007

SOCIEDAD  › OTRO JOVEN DE 17 AÑOS CONFESO QUE MATO A SU PADRE

“Ahora terminó mi calvario”

Un adolescente de 17 años quedó detenido acusado de matar a su padre, a quien le tapó la cabeza con una almohada y le efectuó un disparo mientras dormía, aparentemente cansado de los castigos físicos que les aplicaba a él y a su hermano menor, en la ciudad santafesina de Esperanza. El hecho ocurrió cuatro días después del triple crimen de Entre Ríos, donde otro muchacho de la misma edad mató a su padre, la pareja de éste y a su hermanito en la ciudad de Concordia.

Ayer la tragedia se mudó a una casa situada en el departamento de Castellanos, donde vivía Giovanni Mezzalana, un italiano de 53 años, dueño de un local de implementos agrícolas, con sus hijos de 17 y 10 años.

El jefe de Relaciones Policiales de la Unidad Regional XI de la policía santafesina, comisario Néstor Beneventano, explicó que presuntamente por los “tratos inhumanos” que el hombre tenía con los chicos, el mayor de ellos decidió matarlo. Para ello, ingresó a la habitación de su padre cuando dormía, le tapó la cabeza con una bolsa plástica y luego con una almohada, tras lo cual le efectuó un disparo con un fusil Máuser que aparentemente había en la casa.

El mayor de los chicos intentó evitar que su hermanito notara lo que había hecho, por lo cual cerró con llave la puerta de la pieza del padre cuando entró a disparar. Luego, preparó el desayuno y, a bordo del auto de su padre, un Fiat Marea, se fue con el niño al colegio.

Según explicó Beneventano, en el trayecto ambos hermanos se toparon con una patrulla policial, cuyos efectivos se acercaron al llamarles la atención ver a los chicos solos. “Al observar que manejaba el vehículo un menor de edad, el chico y su hermano fueron trasladados a la comisaría, donde se le pidieron las llaves y el auto quedó en custodia para ser devuelto a su dueño”, detalló el comisario.

Allí, el adolescente explicó que su padre estaba de viaje –lo que ocurría con frecuencia– y pidió que lo dejaran ir con su hermano al colegio, ubicado a 100 metros de la sede policial, porque no querían atrasarse.

Los efectivos dejaron ir a los hermanos y más tarde fueron a la casa de Mezzalana. Allí lo hallaron muerto de un tiro en su cama matrimonial, cubierto con una sábana. “Tenía un proyectil que le había perforado el cráneo y le provocó un estallido del mismo y pérdida de masa encefálica”, precisó el comisario. Beneventano señaló que “cuando la policía hacía el relevamiento del lugar el chico de 17 años enseguida confesó que había sido el autor del hecho por lo que se lo trasladó a la comisaría local y se notificó al Juzgado de Menores”.

Los voceros policiales contaron que, una vez detenido, el hijo mayor de la víctima les dijo a los efectivos: “Estoy tranquilo, terminó mi calvario”.

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