SOCIEDAD › DURA CONDENA A SEIS MIEMBROS DE LA ONG ARCA DE ZOE
› Por Octavio Martí *
desde París
Seis franceses miembros de la asociación humanitaria Arca de Zoé fueron condenados a penas de ocho años de cárcel con trabajos forzados, de acuerdo con la demanda de la fiscalía, que reclamaba de 7 a 11. La defensa calificó el juicio, que duró cuatro días, de “mascarada judicial”. La acusación pública en cambio reclamó la libertad de dos chadianos implicados en el caso, mientras dejó “a la apreciación del jurado” –que optó por una condena a cuatro años– las penas para otro chadiano y un sudanés que participaron en el engaño de las familias.
El caso saltó a la luz pública el pasado 25 de octubre. La organización no gubernamental francesa vio cómo eran detenidos en Abeché los seis miembros que pretendían transportar a 103 niños, supuestamente huérfanos de Darfur, hasta Francia. En un primer momento las autoridades chadianas quisieron procesar también a un piloto belga y a siete españoles que formaban parte del avión alquilado para el transporte.
La acusación definitiva contra los miembros de Arca de Zoé retuvo los delitos de “secuestro de menores” y “falsificación de documentos y utilización de los mismos”. La mitad, como mínimo, de los 103 niños que debían ser acogidos en Francia no eran huérfanos ni vivían en una zona en guerra. Parecería que los colaboradores locales, poco escrupulosos, engañaron a los familiares de los chicos prometiéndoles que los franceses se limitaban a ofrecerles escolarización gratuita. Pero ese error o manipulación no explica otras maniobras de la gente de Arca de Zoé, que llegaron a simular que varios niños estaban enfermos para justificar mejor su traslado a Francia.
En teoría, los franceses condenados deberán poder cumplir la sentencia en Francia gracias a un acuerdo existente entre los dos países y luego, una vez encarcelados en su país de origen, tendrán que esperar que el presidente del Chad, Idriss Déby, quiera graciarlos para así recuperar la libertad.
Los abogados de los seis franceses, horas antes de conocerse la sentencia, se lamentaban de que ésta “hubiera sido dictada por el poder”, que necesitaba demostrar su independencia respecto de la antigua potencia colonial. En cualquier caso, Déby conserva su cargo precisamente gracias a los franceses y sus soldados, que lo protegieron de varias sublevaciones. El caso de Arca de Zoé es un ejemplo de las numerosas derivas que amenazan a las ONG y las sitúa en el centro de una guerra de poderes. El líder de esta ONG, un antiguo bombero, Eric Breteau, es un visionario poco escrupuloso del respeto de las reglas, incluidas las no escritas, como puede ser la necesaria corrupción de algunos funcionarios locales. Durante el juicio su comportamiento fue considerado “arrogante” por la acusación pública. Su condición de dirigente y organizador no pesó sin embargo en su contra pues sus otros cinco compatriotas, con grados de implicación bien distintos, merecieron la misma condena. “No se tuvo en cuenta ninguna cuestión propiamente legal, técnica. Condenaron a los blancos por el hecho de ser blancos”, resumió la abogada de Breteau.
Al margen de las condiciones técnicas de la casi segura repatriación –se habla de 48 o 72 horas– y del cómo los condenados cumplirán la pena, queda por resolver la cuestión de las indemnizaciones, que superan los seis millones de euros. La embajada francesa en el Chad ya se comprometió a ofrecer enseñanza gratuita a los 103 niños.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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