Jue 17.01.2008

SOCIEDAD  › TEMEN QUE LA BASURA CONTAMINE LOS ALIMENTOS

Alarma la montagna di Napoli

Siete mil toneladas de basura quedan en las calles napolitanas. La alarma hizo descender un 40 por ciento la venta de agroalimentos.

Cien mil toneladas de basura siguen destilando olores fétidos en las calles de la provincia de Campania y en Nápoles solo se mantienen unas 7 mil toneladas a la intemperie. Mientras, 250 soldados italianos, con 78 camiones y 36 tractores del ejército, trabajan paleando a destajo. La crisis de la basura, la llaman los italianos, y ya se expande más allá de la Campania. La Comunidad Europea advirtió al gobierno peninsular para que se tomen las medidas necesarias para acabar con la crisis, y amenazó con multas si no se pone en marcha una estructura de recolección de basura en línea con la legislación europea. Cada ciudadano de Campania produce al año 450 kilos de basura; en la región se generan diariamente 5 mil toneladas. En Nápoles, ahora, se desató una suerte de paranoia sobre probable contaminación en alimentos provenientes del campo.

Las dioxinas que desprende la combustión de la basura es el motivo del pánico más reciente. El runrún difunde la posible contaminación de productos animales y vegetales. El Ejecutivo fue categórico y consideró injustificada la alarma desatada ante la eventualidad de que los productos agrícolas y lácteos de la zona puedan quedar contaminados. La Confederación Italiana de Agricultores de Campania, cuya capital es Nápoles, visiblemente perjudicados por la alarma, aseguró que las medidas de control son extremas y los campos no están contaminados. El especialista Roberto Rubino, director de la revista especializada en producciones lácteas Caseus, sostuvo que la basura está en las calles napolitanas y los animales viven lejos de Nápoles.

Pero los llamamientos a la calma demoran sus efectos. La venta de mozzarella fresca de búfala cayó un 40 por ciento desde que se desató la crisis. En Campania hay 230 mil búfalas, criadas en dos mil empresas en las que trabajan unas 20 mil personas y facturan alrededor de 300 millones de euros. La venta de agroalimentos cayó un 30 por ciento y la de vino y aceites, 20. Y aunque los empresarios aseguran que no hay riesgos, algunos, por lo bajo, admiten que las zonas próximas a los basurales puedan ser afectadas por la dioxina.

A todo esto, ayer reabrió el centro de almacenamiento de basuras del pueblo de Caivano, donde se vertieron casi mil toneladas. En las calles de Nápoles siguen esperando ser recogidas unas 6900 toneladas. La lluvia que cae en la ciudad en las últimas horas dio un respiro, ya que el riesgo de incendio de basuras desapareció, pero el filtrado de aguas pútridas comenzará a ser el problema. En la provincia napolitana siguen tiradas en las calles 100.000 toneladas de desperdicios, debido a la falta de vertederos y a la complicidad de la Camorra napolitana en el negocio de la recolección. Aunque el gobierno dio órdenes de que los estudiantes se incorporasen a los colegios tras las vacaciones, unos 100.000 alumnos de la decena de pueblos afectados siguen sin ir a clase, ya que los centros permanecen cerrados.

Los militares enviados por el gobierno están limpiando de residuos los alrededores de los colegios, para permitir la entrada de los estudiantes. Pero los partidos Verdes y Refundación Comunista criticaron el envío, alegando que su presencia supone una “militarización de los vertederos”.

Por el momento, al llamado a la solidaridad del primer ministro Romano Prodi respondieron unas pocas regiones: Las Marcas, Cerdeña, Emilia Romagna, Sicilia y Abruzzo aceptaron la recepción de basuras. El resto teme que sus poblaciones se levanten.

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