“No hay por qué responsabilizar a la institución educativa por la muerte de un joven en Villa Gesell –advirtió Silvina Gvirtz, profesora titular en la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés e investigadora del Conicet–; sin perjuicio de ello, la enseñanza de que los conflictos pueden resolverse mediante el diálogo forma parte del trabajo de la escuela y podría ser mejor atendida.”

“La violencia se generalizó en la sociedad y es muy difícil impedir que ingrese en la escuela; también se ha incrementado el acceso a las armas y esto desencadenó, en Villa Gesell, algo que de otro modo se hubiera resuelto ‘a las piñas’ –comentó Gvirtz–. Por otro lado, una función de la escuela se liga con la resolución de conflictos: ya cuando los chiquitos de tres años entran en el jardín de infantes, empiezan por pelearse y la maestra los contiene, ‘No se peguen, si tienen un problema vengan, charlémoslo...’.”

“En el nivel secundario, esto se procesaría mejor si se contara con profesores tutores, que acompañaran integralmente a un conjunto de no más de 20 chicos, además de los profesores de cada materia. Con la estructura actual, no hay nadie en situación de advertir que, si a un chico le va mal en una materia y en otra y en otra, es que presenta un problema que las abarca a todas; y puede no haber nadie que detecte los conflictos intragrupales antes de que den lugar a problemas mayores”, observó Gvirtz.