SOCIEDAD
• SUBNOTA › UNA MULTITUD MARCHO HASTA LA COMISARIA
“Queremos a Ezequiel vivo”
“Se va a acabar/se va a acabar/esa costumbre de matar”, cantaban a coro las 300 personas que componían la columna. Frente a ellos, el vallado con cordón policial detrás las separaba de la Comisaría 34ª. La marcha salió desde la propia casa familiar de Vedia 2442 del barrio Illia pasadas las 19. Fue encabezada por la madre y el padrastro de Ezequiel, quienes levantaban pancartas con mensajes bien claros: “Queremos que Ezequiel aparezca con vida. Lo vamos a encontrar”, se leía, con una foto del chico sonriendo. Cargados de bronca, los manifestantes hicieron eje en las oscuras acciones de la Federal. Sin embargo, Dolores Sigampa, la madre del chico, fue terminante: “No siento odio hacia nadie. Sólo quiero que mi hijo aparezca con vida y que haya paz”, sostuvo ante su gente y los uniformados cuando el ambiente empezaba a caldearse.
“Sigan, sigan, no paren nunca”, gritaron desde atrás, cuando la columna se detuvo frente a la avenida Cruz, ya entrando a Pompeya. La frase contenía una fuerza simbólica que reflejaba el enojo de la familia y sus allegados. Eran las 19.30 y los truenos comenzaban a amenazar con aguar la protesta. Sin embargo, y a pesar de las gruesas gotas que no tardaron en llegar, la marcha continuó su paso firme al ritmo de los tambores y los aplausos, que se fueron haciendo más fuertes a medida que la distancia de la comisaría disminuía. Poco antes de las 20, y con vecinos de Pompeya engrosando sus filas, los manifestantes se encontraron con las vallas policiales, en la esquina de Quilmes y Andrés Ferreyra. “Ahora les agarró miedo. Cuando se enteraron que venían armaron el vallado”, contó una vecina, mientras cantaba solidaria en reclamo por Ezequiel. “
Luego de las primeras palabras de Sigampa, comenzaron los gritos e insultos de los manifestantes hacia los policías, que miraban expectantes con sus bastones apoyados contra el suelo. “Policía Federal/la vergüenza nacional”, fue el hit elegido por los adolescentes, adultos y chicos, mientras agitaban una bandera argentina. La conclusión vino de manos de Sigampa, que agradeció la compañía y dijo: “Hagamos esto en orden. Queremos un cambio de vida para todos. No tenemos que matarnos entre nosotros”. Minutos después, pasada la lluvia, la columna enfilaría hacia avenida La Plata, para volver al Bajo Flores.
Nota madre
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