Usted interviene como psiquiatra de parte de la familia de la chica asesinada en Vicente López, Solange Grabenheimer. La familia de Solange, de hecho, acusa a su íntima amiga Lucila Frend. Y se acaban de hacer pericias psiquiátricas en las que usted está a punto de intervenir.

–No voy a poder probar por la línea psiquiátrica que Lucila Frend es culpable, a menos que ella lo confiese. Que ella diga: “yo fui”. Insisto, una investigación criminal tiene que ir por otro lado. En el caso de Solange, muchos dicen que el trazo de los tajos de cuchillo en el cuello corresponden a una mujer. Muchos dicen que el crimen fue cometido por una persona zurda. Lucila es mujer y es zurda. Pero son solo indicios para integrar en una prueba. Desde el punto de vista psiquiátrico lo que se buscan son los mecanismos que pueden haberle facilitado una conducta criminal. Pero hay que buscar otros indicios, porque hay muchas mujeres y muchas personas zurdas. La querella, o sea la familia de Solange, dice que Lucila es la responsable y que no está loca.

Hay un elemento curioso. La psicóloga oficial dice claramente que Lucila es normal, no encuentra nada que pueda implicar que ella pudo haber cometido el delito. Es un mensaje extraño, porque es obvio que una persona normal puede cometer un crimen. Es más, como hemos dicho durante toda esta entrevista, cuando una persona es anormal, en las causas penales hay presión para que se la considere normal, así se la puede meter en la cárcel de por vida. En las causas civiles, donde está de por medio el manejo de bienes y dinero, lo que se busca es que se dictamine que las personas son locas, enfermas o demasiado viejas, para poderle poner un curador que maneje esos bienes. Parece que el único objetivo es castigar en un caso y controlar en el otro.