SOCIEDAD • SUBNOTA › LO QUE DEJó LA VENDIMIA
› Por Soledad Vallejos
Los números finales de lo que significó la Vendimia oficial recién serán informados alrededor del mediodía de hoy, vale decir, una vez que se hayan computado los registros de la última noche del show en la montaña (la Segunda Repetición). Sin embargo, el secretario de Turismo provincial, Luis Bohn, se mostró satisfecho con los resultados, que vienen a insertarse en un plan estratégico para convertir a Mendoza en destino turístico permanente. Que la capacidad hotelera y de servicios turísticos (los asociados al montañismo por un lado, pero también la infraestructura y los recursos generados a partir de la actividad vitivinícola abierta al turismo gastronómico) no permanezca ociosa al terminar el verano, que no sólo algunas pocas zonas de alta montaña e instalaciones vinculadas con el ski exploten adecuadamente el invierno y la nieve, es parte del plan.
“La idea es lograr que todo el año sea temporada alta”, explicó, al tiempo que señaló la continuidad del cronograma de inversiones “que, al revés de lo que sería dado suponer, a la luz de la crisis mundial, no se suspendieron ni dilataron indefinidamente”.
“En el sector de cinco estrellas, en seis meses tendremos un 300 por ciento más de capacidad hotelera, y en el de cuatro estrellas también habrá un crecimiento significativo”, lo que significa que el objetivo no es solamente atraer al público nacional sino, ante todo, a uno extranjero y de países limítrofes, específicamente un sector de alto nivel adquisitivo.
Sin embargo, una clave para lograrlo aún está pendiente, “porque el crecimiento a nivel hotelero tiene que estar asociado a un crecimiento similar en las butacas de avión. Lamentablemente ése sí es un rubro en el que la actividad resultará más difícil”. Y es que la articulación depende de generar un resurgimiento de los puentes aéreos con el extranjero, para que no resulte inevitable, por ejemplo, que los turistas provenientes de Brasil deban recalar previamente Buenos Aires.
“A partir de la crisis se reforzó la baja en las tarifas aéreas. A eso hay que sumarle cómo se modifican las costumbres turísticas en momentos de crisis como éste: la gente se desplaza menos kilómetros, hace viajes más cortos en lo que a duración se refiere, gasta menos en estadía y en los costos de las vacaciones en general. Eso quiere decir que hay que articular y reforzar la promoción de la industria turística en los países vecinos: por ejemplo, aprovechando que por los mayores costos se suspenden viajes a Europa, y en ese espacio instalar nuestros servicios y destinos.”
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