La Iglesia Católica argentina tuvo en los últimos cinco años al menos dos sacerdotes condenados por abuso a menores, el mismo delito por el cual está siendo juzgado el cura Julio César Grassi.

El sacerdote Luis Sierra, de 39 años, fue condenado en noviembre de 2004 a ocho años de prisión por abusar sexualmente de tres monaguillos que asistían como alumnos a un colegio religioso de la localidad bonaerense de Claypole, donde él enseñaba. El fallo fue dictado por el Tribunal Oral Nº 3 de Lomas de Zamora. Sierra fue trasladado a un penal de la provincia de Buenos Aires.

En noviembre de 2007, la Justicia condenó al sacerdote Mario Napoleón Sasso a 17 años de prisión porque consideró que, entre 2002 y 2003, había abusado sexualmente de un grupo de niñas de entre 11 y 14 años que concurrían al comedor comunitario que estaba a su cargo en la localidad de Pilar.

El Tribunal Oral Criminal número 1 de San Isidro tomó esa resolución después de que el fiscal Washington Palacios hubiera reclamado 35 años de prisión para el sacerdote. Algunas de las víctimas señalaron que cada vez que concurrían al comedor de la capilla el sacerdote las recibía desnudo, y una de ellas agregó que Sasso la llevó a su habitación para mostrarle imágenes pornográficas.