SOCIEDAD • SUBNOTA › HABLA UN ESPECIALISTA
› Por Pedro Lipcovich
“Previsiblemente, ya no se podrá contener la epidemia de gripe A, pero sí mitigarla”, anticipó un especialista de la Sociedad Argentina de Infectología. En la nueva fase –acorde con la declaración de pandemia por la OMS–, la atención se centrará en los síntomas de cada paciente: no importará en principio si tiene gripe A o gripe estacional, sino si el cuadro es leve –como está sucediendo en la mayoría de los casos– o grave, y sólo en los casos graves se apelará al recurso –que es limitado– de los antivirales. Ya no se rastrearán los contactos de cada caso y probablemente se recurra menos al cierre de colegios... salvo que se llegara a una etapa en la que todas las aglomeraciones debieran ser evitadas, como sucedió durante unos días en México.
–¿Qué cambios implicará pasar de la “etapa de contención” a la “etapa de mitigación”? –preguntó Página/12 a Marcelo Blumenfeld, coordinador de la comisión de enfermedades emergentes de la Sociedad Argentina de Infectología.
–En la etapa de mitigación, no se hará ya en cada caso el análisis para diagnosticar qué virus específico tiene el paciente. Sólo se hará en un porcentaje de los casos, para confirmar que el virus en circulación es ése y no otro. La acción se centrará en el tratamiento de los pacientes: los casos leves se tratarán con la medicación habitual para la gripe estacional; sólo los más graves recibirán medicación antiviral y, de ser necesario, internación. Se dejará el esfuerzo por rastrear todos los contactos de cada caso. Además, al reservarse los antivirales para los casos graves y no, como hasta ahora, usarlos preventivamente para los contactos, se resguarda un recurso escaso y se limita la posibilidad de que, por usarlos extensivamente, se generen cepas resistentes.
–Es el modo como se viene trabajando en Estados Unidos...
–Claro. Por eso, los casos reales en ese país son en verdad mucho más que los anunciados: con la pandemia en desarrollo se hace imposible detectar si cada enfermo tiene el virus nuevo o el de la gripe estacional.
–¿En cuanto al aislamiento de los casos y sus contactos?
–El aislamiento voluntario de los pacientes y sus contactos se mantiene; también se recomienda lavarse las manos con frecuencia y medidas como no toser sobre las propias manos sino en un pañuelo descartable o en el pliegue del codo.
–¿El criterio de cerrar colegios donde hayan aparecido casos se modificará al pasar a la etapa de mitigación?
–Es probable que sí. El sentido de cerrar colegios era bloquear la evolución de la enfermedad y su importancia decrece cuando el virus ya se ha diseminado. En una etapa futura, el cierre de colegios podría volver a plantearse en el marco de propiciar un “distanciamiento social”, como llegó a efectuarse en México: evitar aglomeraciones, suspender eventos masivos. En esa etapa, el cierre no se propondría ya bloquear la difusión de la enfermedad, sino disminuir la cantidad de enfermos. Pero decisiones de ese orden deberían examinarse en función de la extensión y gravedad que llegara a adquirir la enfermedad. Mientras los casos sigan siendo leves, no se justificará llegar a esas medidas.
–La OMS definió la pandemia como, hasta ahora, “moderada”.
–Hasta ahora no es más grave que la gripe de todos los años. Muchos de los chicos que se infectaron en la Argentina tuvieron muy pocos síntomas, a veces ni llegaron a tener fiebre. Es cierto que, especialmente en una segunda ola, la enfermedad podría presentarse más agresiva, con mayor mortalidad, y requerir medidas más drásticas. También es cierto que, si bien la tasa de mortalidad es reducida, es relativamente alta en los jóvenes, comparada con la de las personas de edad. Esto ya se registró en pandemias anteriores.
–¿A qué puede deberse esta relativa mayor gravedad en jóvenes?
–Por una parte, las personas de más edad acumulan, a lo largo de su vida, anticuerpos contra la gripe, que podrían darles alguna protección contra el virus nuevo. Además, durante la enfermedad, el organismo, y especialmente el de las personas jóvenes, produce sustancias, mediadores químicos que, si bien cumplen funciones defensivas, pueden tener efectos perjudiciales.
–¿Hay posibilidad de que la vacuna contra el nuevo virus llegue al Hemisferio Sur en esta temporada?
–Para esta oleada en el Hemisferio Sur no va a haber vacuna. La producción requerirá unos meses. La capacidad de elaboración de vacunas contra la gripe estacional es de unas 500.000 millones de dosis por año en el mundo; trabajando intensivamente, los laboratorios podrían llegar a 2000 millones de dosis. Pero todavía no se sabe si alcanzará con una dosis, como para la gripe estacional o si, por tratarse de un virus nuevo, harán falta dos dosis. Tampoco se sabe qué cantidad de virus necesita cada dosis para ser efectiva: a más cantidad de virus por dosis, menos cantidad de vacunas podrán fabricarse. También está el tema de para qué países y poblaciones se priorizará la entrega de vacunas.
–Estados Unidos ya anunció la compra de partidas importantes...
–Los fabricantes son laboratorios privados, empresas comerciales. De todos modos, en la OMS se discute la posibilidad de regular el destino de las vacunas. Pero antes de tres meses no las habrá.
–Entretanto, sigue circulando la gripe estacional...
–Claro. Una de las preocupaciones es que, al coexistir la circulación de distintos tipos, se genere, todavía, otro virus nuevo.
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