Por A. D.

Federico Nieva Woodgate es el fiscal general de Morón, uno de los funcionarios judiciales que hasta aquí aparecen como garantía en el enredado proceso judicial contra el padre Julio Grassi. Por sus funciones, coordina las investigaciones que llevan adelante los equipos de fiscales de su jurisdicción. Entre ellos se encuentra Adrián Flores, el fiscal apartado de la causa por el pedido que presentó el abogado Luis Moreno Ocampo ante el procurador general de la provincia. Nieva Woodgate repasó con Página/12 cada uno de estos temas, presentó detalles sobre nuevas pruebas que pueden quedar incorporadas a la causa y sentó posición sobre las derivaciones y distorsiones judiciales producidas por un negocio simbiótico que confunde rating con información.
–¿Conocía las causas de la renuncia al caso del juez Alfredo Meade?
–Me he enterado esta mañana (por ayer) a través de la radio. Y en todo caso, vuelvo a decirle lo que he dicho hace una semana o dos cuando corrían los primeros rumores sobre la recusación al juez. En esa oportunidad, cuando me preguntaron qué ocurría si lo recusaban y lo reemplazaban dije algo que sigo pensando ahora: nosotros seguiremos en la causa: a nosotros nos da lo mismo que esté Meade o cualquier otro juez.
–¿Le parece llamativo el alejamiento a pocos días de que se venza el plazo para dictar la prisión preventiva?
–Mire, a veces que un juez se excuse o acepte las recusaciones no quiere decir nada en sí mismo. Sólo sirve para tranquilizar a quienes piensan o no crean en la absoluta imparcialidad del juez.
–El doctor Meade menciona entre otros factores de su alejamiento la “mediatización de la causa”.
–Le digo una cosa: si dijéramos o pensáramos así en este caso, no quedaría ninguno de nosotros. Habrá invocado alguna de las modalidades que se usan en estos casos, como la violencia moral, que él se haya visto afectado en su trabajo con todo lo que se ha dicho.
–El alejamiento del fiscal cuestiona la trasparencia del proceso.
–Sobre este punto todos han hecho una lectura al revés. Quiero aclararle nuevamente que yo no separé a ningún fiscal. (Adrián) Flores sigue teniendo su firma, sigue estando al frente de su UFI; yo únicamente trasladé la causa, que es bastante, a la UFI 7 de Bustamante. Una distribución distinta dentro de mi fiscalía. Para la Procuración, el proceso podía eventualmente no llegar a ser todo lo imparcial que la ley exige, yo terminé de cuajo el asunto, cambié de lugar la causa. No es una condena contra el fiscal.
–Sin embargo la lectura de los defensores de Grassi fue distinta.
–No lo escuché, pero supe que Moreno Ocampo con (Mariano) Grondona dijo que lo del fiscal había sido un hecho gravísimo. Y eso lo dice cuando no está nada claro qué fue lo que hizo y mucho menos puede sacar conclusiones y corolarios acerca de lo que sucedió. Yo inicié un sumario, sabré entonces si fue menor, mayor o cómo fue. Y además, si Moreno Ocampo estuviera como defensor de Flores saldría a decir que estas cosas suceden todos los días en todos los juzgados del mundo.
–¿Cómo seguirá la causa con la nueva fiscal?
–Yo hablé con ella cuando le pasé la causa y le aseguré que iba a apoyar lo que decidiera. Pero ahora, la doctora Bustamente no tuvo tiempo aún de conocer toda la causa. Sigue la misma posición de la investigación encarada por Flores y eventualmente podría haber elementos para ir a juicio.
–¿Cuántos hechos están acreditados en la causa contra Grassi?
–Un hecho ya está acreditado ahora, hay algunos otros que tenemos que evaluar para hacer toda la presentación junta: no es cuestión de ir mandándolos de a pedacitos. Habría una víctima de la que ya se ha hablado, y una víctima más con más de un hecho. El otro hecho es de El Calafatepero le corresponderá a la justicia de Santa Cruz seguirlo si lo considera así.
–¿Las pruebas son endebles?
–De eso no voy a hablar. Yo no quiero un juicio sobre las pruebas. Y decírselas y que mañana todo el mundo se ponga a opinar sobre la validez o no de las pruebas. Se está trasformando en un juicio popular lo que tiene que ser un proceso jurídico.