SOCIEDAD
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La historia de una vacuna
› Por Pedro Lipcovich
“Lo que hizo Estados Unidos con la fiebre amarilla en Cuba, en el siglo XIX, fue lo mismo que hizo en la Argentina con el mal de los rastrojos, hace pocos años: enviar una misión militar”: quien observó la coincidencia fue Salomón Muchnik, el decano de la Facultad de Medicina de la UBA, donde ayer, Día del Médico, se presentó la Facultad de Medicina Virtual.
“Para el mal de los rastrojos, a Estados Unidos le interesaba una vacuna que sirviera para otras fiebres hemorrágicas que sus tropas podrían que enfrentar en Bolivia, Corea y Rusia”, explicó Muchnik. Cuando el interés militar cesó, la vacuna quedó “huérfana” hasta que el Estado argentino encaró su producción. La referencia –además de vincularse con la conveniencia de que Latinoamérica tenga su propia presencia en Internet– venía a cuento de algo que no todos saben: el Día del Médico homenajea al cubano Carlos Finlay, quien descubrió que la fiebre amarilla es trasmitida por un mosquito.
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