La catástrofe de ayer en Chile recordó el terrible 21 de mayo de 1960, cuando Chile sufrió el peor terremoto jamás registrado. Ese desastre comenzó con dos minutos de un temblor de 7,7 grados en la escala de Richter, que fue desde el norte hasta el sector sureño de Llanquihue. Como esta vez, el epicentro también fue en la ciudad de Concepción. Al día siguiente fue peor. Valdivia fue el centro de un terremoto de 9,5 grados, equivalente a la energía liberada por un millón de bombas atómicas como la de Hiroshima. El temblor dañó seriamente la ciudad, pero los sobrevivientes vieron entonces con pánico que el cielo se teñía de violeta y el mar retrocedía varios metros. Repentinamente, una ola gigante se abatió violentamente sobre la bahía, arrasando edificios y llevándose a personas que corrían desesperadas. Valdivia cambió, literalmente. En la región aparecieron hasta lagos nuevos, hubo ríos que cambiaron de curso y montañas que se movieron de lugar. Hubo 1655 muertos.