En Colombia, a las mujeres menos instruidas, algunas ONG les enseñan a través de la técnica de role-playing y con muñecos cómo deben utilizar las pastillas para realizarse un aborto con medicamentos. “Es importante preguntarles a las mujeres qué apoyo tienen y necesitan. Hay que escuchar sus necesidades individuales. Se sienten culpables, con la autoestima baja. Hay que aprovechar esta experiencia para empoderarlas y favorecer su autonomía. Hay mujeres que prefieren tener el control del aborto y otras, que otros se ocupen y estar bajo el control de otra persona. Hay que escuchar, informar y educar”, señaló una médica que provee servicios de aborto en Colombia y en otros países de Latinoamérica con contextos legales muy restrictivos, y que por esa razón pidió mantener su nombre en el anonimato.