Sáb 28.12.2002

SOCIEDAD • SUBNOTA  › DECLARO EL CAMILLERO QUE VIO A LA VICTIMA

Ella ya estaba maquillada

Cuando Roberto Di Feo, el camillero de la empresa funeraria Sierra, llegó al chalet del country Carmel, el lunes 28 de octubre, descubrió que su trabajo ya había sido hecho. Alguien había maquillado el cuerpo de María Marta García Belsunce. Di Feo, acostumbrado a ocuparse con pericia y buena voluntad a la particular tarea de mejorar las facciones muertas, y cobrar por ello un dinero extra, se quejó.
–¿Cuánto le pagan a usted por eso? –le preguntó un allegado de la víctima al camillero.
–Diez pesos –dijo el hombre.
El otro sacó el dinero, nada para el caso, y se lo entregó.
–No te hagas problemas –selló el asunto el allegado.
Ese momento fue contado al juez en lo criminal Julio Lucini que investiga lo que ya se conoce como el caso García Belsunce II, una causa abierta por el presunto delito de “falsificación ideológica” al haberse expedido un certificado de defunción trucho de la mujer. Lo contó el propio Di Feo, detenido por orden de Lucini y liberado luego de prestar declaración indagatoria. “Di Feo afirmó que no tuvo que hacer prácticamente nada, ya que otras personas, que serían miembros de la familia de la víctima, se habían ocupado de que el cuerpo estuviese presentable para el funeral”, relató una fuente del juzgado.
Como la mayoría de los diez detenidos en la causa que investiga Lucini, Di Feo quedó en libertad por falta de mérito. El hombre recordó que cuando llegó a la casa de García Belsunce y Carrascosa la mujer estaba recostada en la cama, con la cabeza apoyada sobre una toalla y una almohada, la misma que luego, según declaró el personal doméstico, fue tirada a la basura al hacer una profunda limpieza en el lugar. Di Feo dijo que recién lo manipuló al mediodía siguiente, cuando lo colocó en el cajón mortuorio, que cerrado, se veló en el piso de abajo donde además se realizó una ceremonia religiosa antes de trasladarlo al cementerio. En la causa de Lucini se investiga la existencia de una asociación ilícita dedicada a vender certificados de defunción truchos. En ella continúan detenidos los empleados de casa Sierra Marcelo Ferrín y Oscar Sierco, además del médico Carlos March, quien firmó el certificado en el que constaba que García Belsunce murió como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio en la ciudad de Buenos Aires y no de seis tiros en Pilar.

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