“En la preparación de los alimentos, conviene incorporar la sal después de cocinar, antes de servir. Cuando se cocina con sal, ésta queda en el interior de los alimentos, se aleja del paladar y hace falta más sal para obtener el mismo sabor. Por eso es mejor agregar la sal al servir, y sacar el salero de la mesa.

Si la cantidad de sal se reduce de a poco, a lo largo del tiempo, y para los distintos alimentos que se cocinan, las molestias se reducen, porque los receptores del gusto se van adaptando. La adaptación completa se logra en unas cuatro semanas; desde entonces, si la persona come algo con la cantidad de sal a la que antes estaba acostumbrado, lo nota extremadamente salado.

En La Pampa, desde principios de año se efectúa una experiencia piloto para la que se capacitó a panaderos y a cocineros de restaurantes, para que reduzcan la cantidad de sal en las preparaciones.

Fuente: Ministerio de Salud de la Nación.