El torno tradicional y el computarizado conviven en el taller de la Escuela Industrial Nº 7, en la localidad de Las Heras, en Santa Cruz. Allí, a 200 kilómetros de la capital provincial, las aulas abrieron en 2004 y hoy 190 chicos van a clase de electromecánica, una modalidad que eligieron entre miembros del municipio, las empresas y la comunidad. Como en otras escuelas, hay problemas de repitencia: “El primer año es clave. La intención es formar para el mundo del trabajo y que el alumno tenga proyectos de universidad o terciario”, dijo el director, Miguel Angel Petersen. “La mayor cantidad de egresados se inserta en la universidad”, contó. Algo parecido sucede en el Colegio Nº 704 Prefectura Naval Argentina Biología Marina, en la ciudad chubutense de Comodoro Rivadavia. Los pilares son la “inclusión, retención y egreso de los estudiantes”, explicó la directora Laura Beatriz Pérez. Para acercar los contenidos al mundo laboral, los chicos de tercer año de Polimodal hacen microemprendimientos y pasantías en hospitales, veterinarias y empresas. El fin es ver la “ruptura” de las aulas al trabajo y que los chicos puedan tener un “enfoque global” de los saberes.