SOCIEDAD
• SUBNOTA
Tres especialistas analizan la iniciativa
HECTOR BUSCHIAZZO*.
“Mayor alcance”
“La producción de medicamentos en un municipio es un emprendimiento adecuado y loable, pero lo que se necesita es una política de alcance nacional que propicie la producción estatal de medicamentos. Habría que unificar esfuerzos que ya se están haciendo. El Instituto Biológico de la Provincia de Buenos Aires, que pertenece al Ministerio de Salud bonaerense, ya está produciendo más de 40 medicamentos con destino a los hospitales. Lo mejor sería organizar una red de productores que trabajaran articuladamente, cada uno de ellos especializado en determinados fármacos, con una distribución a nivel nacional. Estos emprendimientos podrían ser conducidos desde el Estado o por organizaciones no gubernamentales o cooperativas, en todo caso sin fines de lucro. En cambio, la elaboración de medicamentos desde un municipio está bien pero me hace pensar en esos llamados desesperados pidiendo la donación de órganos para un trasplante urgente; son necesarios, sí, pero no equivalen a una política para propiciar la donación de órganos. Del mismo modo, en materia de producción estatal de medicamentos sería preferible avanzar hacia políticas generales y unificadas. Esto parece utópico y tal vez lo sea, pero es lo que haría posible el objetivo de abastecer de medicamentos gratuitos o muy baratos, al punto de que no queden personas sin cobertura.”
*Ex decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Plata y presidente del Drug Utilisation Research Group de
Latinoamérica.
MARIO ALBORNOZ*.
“Fabuloso”
“Me parece fabuloso que una municipalidad produzca medicamentos. Es importante que lo haga el Estado y doblemente importante que se haga cargo un municipio, ya que es la institución pública que está más próxima a las necesidades de la gente y recoge de manera más cercana las inquietudes de la comunidad. Ojalá muchos municipios se ‘contagien’ de esta iniciativa. El caso de la Municipalidad de Hurlingham puede considerarse innovador: no en términos de innovación productiva, porque no se trata de la incorporación de nuevas técnicas, pero sí de innovación social, al plantearse un nuevo rol para un organismo público, con la finalidad de producir, no con destino a ganar dinero sino para cubrir una necesidad social. Los costos de un emprendimiento como éste no son muy elevados porque no se trata de investigar nuevos medicamentos sino de producir fármacos ya muy conocidos, que no requieren nueva investigación. Se toma un genérico básico y se lo pone en condiciones de ser consumido por la población incorporándole los excipientes necesarios, con el adecuado control de calidad. Eso mismo es lo que, por lo demás, hace la gran mayoría de los laboratorios argentinos, con un par de excepciones que efectivamente encaran la investigación de nuevos productos.”
*Director del Centro Redes de Estudios sobre la Ciencia y el Desarrollo.
JOSE ESCUDERO*.
“Simbólico”
“La producción de medicamentos por un municipio tiene un valor simbólico muy grande. Y este valor simbólico es el que los laboratorios comerciales productores de medicamentos jamás van a conceder: estas empresas pueden llegar a negociar en cuanto a precios o condiciones de venta pero lo queno están dispuestas a aceptar es que no tienen el monopolio del saber; que producir la mayoría de los medicamentos que se consumen, y que atienden patologías amplias, es relativamente sencillo, porque la tecnología es pública y data de muchos años. En otro sentido, esta forma de producción no resulta competir con los fabricantes comerciales porque se dirige a personas que no tienen dinero para comprar medicamentos en el mercado; lo que no le va a gustar a la industria es el valor simbólico de esta movida. Y, en cuanto a los insumos necesarios para la producción, se pueden comprar a bajo precio en el mercado mundial. Un paso más allá sería que el Estado asumiera también la producción de medicamentos patentados, amparándose en la cláusula de la Organización Mundial de Comercio que exceptúa del pago de patentes a países en situación de catástrofe sanitaria. Sucede que, en el último año, la expectativa de vida ha bajado en la Argentina. Esto pasó por primera vez en la historia del país, y muy pocas veces ha pasado en América latina. Si esto no es una catástrofe sanitaria, ¿qué otra cosa podría serlo?”
*Sanitarista. Profesor en las universidades de Buenos Aires, La Plata y Luján.
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