SOCIEDAD
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Del chat a la unión civil
› Por Mariana Carbajal
Marisa y Carolina siguieron el debate de la ley de unión civil por la tele. Después de la sanción, se comunicaron con la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) para conocer los alcances de la norma. Ellas están en pareja hace dos años. Se conocieron a través de internet. Marisa es colombiana y por entonces estaba estudiando inglés en Estados Unidos. Luego de agotar sus dedos en interminables charlas virtuales, empezaron a hablarse por teléfono. Llegaron a gastar 14.000 dólares en llamadas de Estados Unidos a Argentina y viceversa. En ese punto acordaron que les resultaría más económico que una de las dos sacara un pasaje de avión y continuaran la charla personalmente. Así Marisa aterrizó en Buenos Aires. El amor que había nacido a distancia se acrecentó con la cercanía. Al poco tiempo, Marisa, de 30 años, se mudó al departamento de Carolina, de 40. Pero Marisa todavía no pudo regularizar su situación migratoria. Actualmente tiene visa de estudiante y está cursando un posgrado en administración de empresas. “Pero no puedo pasarme la vida estudiando. Cuando vimos lo de la unión civil pensamos que podía favorecer en algo el problema de mi residencia. Por eso nos comunicamos con la CHA. Me comentaron ahí que hay mucha gente con la misma preocupación. Pero lamentablemente no nos sirve”, relató Marisa a Página/12.
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