–Se lo acusa de que Cuevana no se interesa por la cultura libre, que no hay una defensa del intercambio de archivos, ni de las licencias de creative commons.

–No es que no se interese. De hecho está a favor la cultura, del conocimiento público, de que la gente pueda instruirse, aprender y conocer nuevas cosas. Lo que sí se busca es ponerse en el lugar de todas las partes. Si bien es cierto que hay muchos que no tienen problemas en tener su contenido en Internet gratuito, otros prefieren algún tipo de reconocimiento, monetario o no. Estamos buscando ponernos en el lugar de ambas partes, mediar un equilibrio en el que estén todos satisfechos. Estamos buscando eso. El 8 de diciembre se estrena la primera película exclusiva en Cuevana. Se llama Stephanie, con Antonio Birabent y Soledad Fandiño, dirigida por Maximiliano Gerscovich. Es una apuesta grande, tanto de Cuevana como de directores o productores. Creemos que realmente es Internet lo que se viene. Estamos empezando a apostar a esto y también empiezan a apostar por nosotros desde el ambiente del cine.

–Puso un aviso para directores y productores...

–Sí, bueno... está saturado de solicitudes. Ayer hubo más de 500 envíos de productores y directores. Como esto era un formulario de contacto, por ahora mandaron links de su portfolio, de sus videos, de sus cortos y preguntan cómo va a ser. Hay mucha predisposición: hoy, en el cine independiente es difícil llegar a las masas. De hecho querés estrenar en el cine y tenés un par de salas, y las taquilleras acaparan las salas y estás muy limitado. Tenés que hacer una gran campaña de difusión para llegar a la gente. Realmente tenés que ir contra muchas adversidades, que en Internet son más fáciles y económicas de sortear. Además, si es buena, con sistema de críticas y recomendaciones se alienta esta movida, hace que se retroalimenten, se vean más y aporta mucho a la industria independiente.

–Hasta que llegó Netflix, no había otra cosa para usar.

–Tengo unas ideas y proyectos para 2012 que, si se logran, realmente pueden empezar a revolucionar el mundo del cine. Con nuevas tecnologías queremos brindarles a los realizadores que hacen contenidos nuevas herramientas y nuevas formas de cautivar y llegar al público que no serían posibles sin Internet. No voy a decir mucho más. ¿Qué puede pasar en Internet que no pueda pasar en otros dispositivos?

–¿Y qué modelo de negocio propone?

–Modelo publicitario por revenue share. La publicidad antes del video por 30 segundos, no entre medio; si alcanza para hostearlo sería así, y sería un porcentaje que iría para el propietario y productores, y el otro para bancar servidores y tecnología del sitio.

–¿Cuánto cuesta mantener Cuevana hoy?

–No sé exactamente, pero sí miles de dólares. Hay mucho tráfico de servidores, no de video porque no se reproducen. Si fuera tráfico de video, sería mucho más alto. Entonces, si te pasás a este tipo de modelo, si Cuevana llegara a un acuerdo con propietarios para pasar videos con un modelo de revenue share, no se usarían servidores externos. Eso brinda más herramientas de reproducción para el usuario, pero además la posibilidad de tener todo muy armado para el stock. Tenemos que tener un montón de variables, como el costo por usuario; pero si bien el tráfico está, Cuevana no tiene ninguna unidad de venta. Todo esto debería existir para subsistir en el caso de acceder a los derechos.

–¿Se le viene una avalancha de juicios?

–No sé. Desconozco qué va a pasar. Nosotros vamos a seguir trabajando; también estamos pensando en hacer crowfunding para apoyar las mejores ideas, para que la gente pueda financiar películas para ver gratis, hay varias ideas. Si 100 mil personas ponen un peso para que se haga una película para ver gratis, puede ser un modelo interesante.

–¿Alguien invertiría en Cuevana?

–No es descabellado... El tema es: ¿para qué? Esa es la pregunta. ¿Para qué necesita plata Cuevana?