“Yo lo insulté, le grité: ‘Hijo de puta, por qué me mataste a los chicos si no te habían hecho nada.” En su relato del triple crimen, como testigo presencial, Sandra Bravo, entonces empleada del maxikiosco de Gaona y Bahía Blanca, habló de las víctimas en primera persona, como si se tratara de sus hijos y relató con crudeza su reacción frente al irracional ataque a tiro limpio protagonizado por el policía Juan de Dios Velaztiqui. La reacción criminal del agente retirado, que estaba habilitado para realizar tareas de “policía adicional”, se produjo luego de que los chicos hicieran comentarios, frente a una imagen de la TV de aquellos días, en apoyo al accionar de un grupo de civiles que golpeaban a un uniformado de la Federal, como respuesta a la brutal represión ocurrida en distintas zonas del centro de la ciudad de Buenos Aires. En ese momento, el presidente del país era Adolfo Rodríguez Saá.

El 2 de febrero de 2001, diez meses antes del triple homicidio de Maximiliano Tasca (25), Cristian Gómez (25) y Adrián Matassa (23), el suboficial auxiliar retirado Velaztiqui había sido autorizado a realizar servicios de policía adicional. En ese momento le entregaron la Browning 9 milímetros número 4999, serie 001499, que usó la noche del triple homicidio porque “carecía de arma propia”. Era el regreso a la acción de un policía que había optado por el retiro voluntario en octubre de 1990, luego de ser pasado a disponibilidad porque acumulaba acusaciones por apremios ilegales. El 31 de agosto de 1977, en plena dictadura, había aprobado el Séptimo Curso de Instrucción Contrasubversiva.

Su salto a la fama se había producido el 24 de octubre de 1981, en la cancha de Nueva Chicago, en el barrio porteño de Mataderos, durante un partido del equipo local con Defensores de Belgrano, como informó Página/12 el 11 de enero de 2002. Junto con los gritos de “dale campeón”, los hinchas de Chicago comenzaron a corear la Marcha Peronista, en tiempos de veda política. Cuarenta y nueve personas fueron detenidas y obligadas a trotar hasta la sede de la comisaría 42ª. Velaztiqui estuvo al frente de ese acto represivo y desde entonces se lo conocía como el “trotador”.