En el mercado local, la avidez por lo predictivo mueve números asombrosos. Entre los primeros días de diciembre, cuando salió a las mesas, y esta semana, el libro de Ludovica Squirru, que lidera el segmento, está a poco de agotar la primera tirada, de 120 mil ejemplares. “Y ya estamos mandando a imprimir la segunda”, agrega Natalia Ginzburg, editora de Atlántida responsable, además, de los títulos que cada año publica Horangel, segundo en el nicho, que en estos días, habiéndose publicado más cerca de fin de año, lleva vendidos cerca de 80 mil ejemplares. Las predicciones son también “clásicos del verano”, que suelen venderse mejor en kioscos de diarios y revistas que en librerías, en la costa atlántica que en las ciudades. En algún sentido, interpreta Ginzburg, comprar estos libros “es un ritual” (Squirru publica su volumen hace 25 años, Horangel hace 50) que “atraviesa todos los públicos” posibles. Curiosamente, aunque “todos los años se vende mucho”, en esta transición de 2011 a 2012, “se vendieron mucho más libros que otros años”.

Lejos de esos grandes números, pero con una presencia nada menor, como lo es una tirada de 15 mil ejemplares, el libro de Jimena La Torre fue, además de un debut para ella, la primera vez en el terreno para la editorial Random House. Fue “ingresar en un mercado en el que Ludovica es el best-seller absoluto todos los años, seguida por Horangel, pero con algo nuevo”, analiza Glenda Vieites, la editora habituada a textos ensayísticos y literarios que propuso la aventura. “El mercado editorial argentino es puro olfato. Por eso con Jimena mi estrategia fue que la conocieran en la editorial, que la conocieran también los vendedores: es carismática, tiene esto de ‘la carta de la suerte’, una postura que es un poco como de psicóloga de las personas. Es un perfil nuevo en el mercado, apostamos a eso.”