SOCIEDAD • SUBNOTA › SUSANA TRIMARCO, ACOMPAñADA POR ROSA BRU, ABUELAS Y MADRES
Susana Trimarco ingresó en la sala del tribunal con un gran retrato de Marita Verón; lo sentó a su lado, sobre una silla vacía. También David Catalán, quien era pareja de Marita cuando desapareció y es padre de su hija Micaela, llegó con una foto de la mujer. A ellos los acompañaron mujeres políticas y conocidas por luchar para conseguir justicia, como Rosa Schonfeld de Bru –madre del estudiante Miguel Bru–, Rosa Rosinblit –de Abuelas de Plaza de Mayo–, Taty Almeida –de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora–, la diputada María Luisa Storani y la ex diputada Vilma Ripoll. En Tucumán, en el inicio de la audiencia número 21 del juicio que se sigue por el secuestro de su hija, Trimarco anunció que “la foto seguirá ahí hasta que todo esto termine”, que, a juzgar por la dinámica del proceso hasta ahora, serán varios meses.
Pero ayer, al cabo de la jornada, poco antes del inicio de la marcha, la causa no sólo había sumado declaraciones de testigos e indagatorias de defensores, sino también una disposición para proteger a Trimarco y su nieta Micaela. Luego de que se hubieran mudado a dos cuadras de la casa donde viven la madre y la hija de Marita, los jueces ordenaron a los hermanos Gómez, acusados en el proceso, mudarse a por lo menos mil metros de distancia.
En la audiencia de ayer, continuó declarando Fátima M., la joven rescatada de las redes de trata que ratificó haber visto a Marita dos veces en casa de Daniela Milheim, una de las trece personas acusadas. Ante los jueces de la Sala 2 de la Cámara Penal, la testigo, que había comenzado a declarar la semana pasada (las audiencias se realizan entre martes y jueves), respondió preguntas de los abogados de los imputados, quienes procuraron demostrar que la mujer no estaba encerrada en contra de su voluntad. Fátima M. insistió en que la primera vez que la vio “Marita tenía pollera negra, zapatillas rojas y remera de (la banda) Damas Gratis”, y la llevaba del brazo la acusada Milheim.
“Esta testigo ha incurrido en la presunta comisión de falso testimonio”, dijo el defensor oficial de Milheim, Hernán Molina, antes de pedir que la Cámara “remita a la fiscalía que corresponda a fin de que se investigue” si Fátima había incurrido en falso testimonio. Molina arguyó que la joven “dijo fechas distintas, cosas distintas” en la instrucción y en el debate, al señalar quién la llevó a un hospital o al recordar la fecha de su secuestro. La estrategia de la defensa de Milheim es sostener que Fátima había estado en casa de la acusada trabajando “como doméstica y cuidando niños, pero nunca secuestrada”.
Además, antes de cerrar la jornada, el tribunal ordenó a los hermanos Gonzalo “Chenga” y José Gómez que se muden al menos a diez cuadras de la casa de Trimarco, porque “si existe una cercanía de domicilios se pueden originar episodios conflictivos”. La medida fue la respuesta de los jueces a la gestión de la defensora de Menores, Inés Avellaneda, quien advirtió que Micaela, la hija de Marita, se encontró con el primero de ellos al salir de su casa. Los hombres se mudaron recientemente a dos cuadras de su casa.
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