Cuando lo detuvieron en su domicilio, en febrero de 2011, Javier Horacio Otero fue llevado a la sede de la DDI de San Isidro. En ese lugar intentó hacerse daño tomando parte del contenido de dos bidones que contenían, uno detergente y el otro lavandina. Debió ser asistido por los médicos y estuvo varios días en observación, hasta que finalmente se recuperó. Desde ese momento, la Justicia sabía que era una persona con tendencia al suicidio y por esa razón fue destinado a la Unidad 34 de Melchor Romero, donde recibió asistencia psicológica y psiquiátrica.

Después del episodio de ayer, el fiscal platense Fernando Cartasegna dispuso investigar si el detenido recibía actualmente asistencia profesional. Respecto del presunto suicidio, se analizará el lazo de la sábana que tenía atado al cuello, para determinar si lo hizo solo o si participó alguna otra persona. La unidad 34 ha sido denuncia, en 2009, por maltrato físico a los internos, y en 2006 se abrió una causa contra una ex titular del penal por “negocios privados” en los que se utilizaban dineros públicos.