“Muchos de los productos premiados en años anteriores ya lograron éxito en el mercado –destacó Lino Barañao, ministro de Ciencia, Técnica e Innovación Productiva–. El mate ‘Mateo’, por ejemplo, está en todas partes. Y pretendemos aumentar la proporción de desarrollos que vayan llegando al mercado. Hay una primera satisfacción del innovador que es plasmar su idea en algo concreto, mostrarla, exhibirla; pero no siempre tiene la pasión por el desarrollo masivo. No-sotros procuramos que los desarrollos que tengan factibilidad se conviertan en emprendimientos productivos: ofrecemos apoyo financiero, asesoramiento, y con el tiempo aumenta la proporción de productos que ingresan al mercado. De las últimas versiones de Innovar, quizás un 15 por ciento de los de-sarrollos están ya en fabricación para el mercado; en la primera versión, en 2006, sólo era el uno por ciento.”

“A medida que se avanza en los concursos, encontramos desarrollos más sólidos y pragmáticos; al principio apuntaban más a la novedad, a llamar la atención; ahora las presentaciones se centran más en cosas que sirven, como, en una edición anterior, un navegador cerebral en 3D que permite al cirujano saber por dónde entrar a operar a su paciente y ya está siendo probado en servicios de neurocirugía. Hay distintos productos que ofrecen ventajas desde el punto de vista médico y que integran hardware y software: la tecnología médica es una de las áreas clave para que la Argentina se posicione. Otra es la de los alimentos elaborados: en la medida en que se desarrollen productos de calidad identificados con la marca argentina.”

Para Barañao, “el concurso Innovar tiene un doble valor. Por un lado, el valor pragmático, generar desarrollos productivos con una perspectiva económica. Pero también hay un valor estético: cuando estos objetos se presentan, la gente disfruta: ve cosas que la asombran o que son bellas en sí mismas. Hay ideas atractivas desde el punto de vista estético y esto no es para menospreciar, detrás de la motivación para el desarrollo en ciencia y tecnología hay un fuerte componente estético. Y también hay otra dimensión, que suele apreciar mucho el ciudadano común: una persona puede no tener problemas de movilidad pero, cuando ve un dispositivo capaz de cargar y transportar una silla de ruedas, eso lo hace sentir particularmente bien. En estas áreas de servicio se advierte cada vez más trabajo, y más interés en el público”.

Además, “muchas de estas tecnologías empiezan sustituyendo importaciones y luego pasan a ser exportadoras. Estos productos no sólo van a abastecer el mercado interno, sino que ya han salido a exportar”, concluyó el ministro.