A nueve días de la desaparición del Boeing 777 de la compañía aérea Malaysia Airlines, las autoridades volvieron sobre la hipótesis del sabotaje después de confirmar que hubo un desvío deliberado del mismo. Mientras tanto, las dudas y la desconfianza de los familiares de los pasajeros desaparecidos crecen a medida que pasan las horas. El padre de uno de los pasajeros, que lleva una semana sin moverse del hotel de Beijing en el que espera noticias junto a otros familiares, aseguró: “Esto es una conspiración”. “Los aviones modernos están llenos de instrumentos de medición. ¿Cómo pueden las autoridades descubrir de repente que el Boeing voló siete horas después de desaparecer de los radares?”, dijo indignado, con ojeras marcadas de no dormir. Las declaraciones fueron hechas después de las palabras del primer ministro malayo, Najib Razak.

Muchos familiares ya no confían en lo que dicen las autoridades. “¡Están callando algo! ¡Mienten!”, gritó una mujer al abandonar la sala donde Malaysia Airlines transmitió la conferencia de prensa. “La información que llega de Malasia no vale nada”, dijo otra. Hay demasiadas contradicciones en las declaraciones de los representantes del gobierno y ya perdieron toda credibilidad, agregó la mujer. Un hombre se muestra, sin embargo, esperanzado por las últimas informaciones de Kuala Lumpur. “Podría ser también una buena señal”, afirmó. “Porque quizá no todos los pasajeros habrían muerto”, añadió.

El Boeing tenía combustible para 7 horas y media de vuelo, según Malaysia Airlines, y transportaba a 239 personas: 227 pasajeros, incluidos 7 menores, y una tripulación de 12 malayos. La lista de las personas ofrecida por la aerolínea contiene 153 chinos, 38 malayos, 7 indonesios, 6 australianos, 5 indios, 4 franceses, 3 estadounidenses, 2 neocelandeses, 2 ucranianos, 2 canadienses, 1 ruso, 1 italiano, 1 holandés, 1 austríaco y 1 taiwanés. El italiano y el austríaco resultaron ser después dos iraníes que viajaban con pasaportes robados y buscaban una vida mejor en Europa.